12 enero, 2025
los consumidores notaron alivio en el precio de algunos productos agropecuarios clave.

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer un dato que tomó por sorpresa a más de uno: la inflación en México cerró diciembre de 2024 en 4.21 por ciento anual. Con este resultado, el país consigue hilar dos meses consecutivos de desaceleración inflacionaria y de paso, alcanzar la cifra más baja para un cierre de año desde 2020, además de marcar la menor tasa en 46 meses (desde febrero de 2021, cuando se ubicó en 3.76 por ciento).

 

En un entorno económico global aún incierto, el hecho de que la inflación se ubique por debajo de lo esperado (la estimación del mercado rondaba el 4.28 por ciento) genera optimismo moderado en los sectores productivos. Durante una conferencia virtual organizada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), economistas y representantes del sector privado coincidieron en que este dato alienta la posibilidad de que el Banco de México (Banxico) continúe con recortes en la tasa de interés durante 2025, actualmente establecida en 10.00 por ciento.

 

De acuerdo con las cifras difundidas, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró un aumento de 0.38 por ciento en diciembre, lo que llevó el dato anualizado a 4.21 por ciento. Si bien esta cifra se mantiene por encima de la meta puntual de Banxico de 3 por ciento +/- un punto porcentual, los analistas destacan que marca una clara tendencia descendente respecto de meses anteriores. Para dimensionar el logro, basta recordar que la inflación fue subiendo gradualmente a lo largo de 2022 y 2023, impulsada por choques en las cadenas de suministro, incrementos en los energéticos y presiones internacionales.

 

Entre los participantes en la conferencia, la subsecretaria de Ingresos de la SHCP, Alejandra Ramírez, subrayó que la menor inflación “da un margen de maniobra significativo para reforzar las estrategias de contención de precios, sin perjudicar el ritmo de crecimiento económico que hemos tenido en el segundo semestre de 2024”.

 

Por su parte, el vocero de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Fernando Silva, celebró que esta caída sea reflejo de “una mayor coordinación entre los sectores público y privado, un descenso moderado en el precio de algunos insumos agropecuarios y una reducción en cuellos de botella logísticos que habían afectado la producción desde la pospandemia”.

 

¿Qué productos subieron y cuáles bajaron?
El Inegi informó que durante diciembre, los rubros con mayores aumentos fueron el transporte aéreo (26.27 por ciento al alza), la uva (20.27 por ciento) y los servicios turísticos en paquete (8.32 por ciento). También destacaron incrementos en el precio del pollo (2.29 por ciento) y del gas doméstico LP (1.90 por ciento). De acuerdo con representantes del sector comercio, estas variaciones se asocian a la alta demanda característica de la temporada navideña y de fin de año, así como a ajustes estacionales de los energéticos.

 

Del lado positivo para el bolsillo, los consumidores notaron alivio en el precio de algunos productos agropecuarios. La papaya, por ejemplo, registró una reducción de 25.80 por ciento, el chile serrano bajó 13.99 por ciento y el tomate verde disminuyó 13.93 por ciento. Estos descensos, según explicaron productores y distribuidores del sector agropecuario, están vinculados a una oferta más amplia durante la época, condiciones climáticas favorables y a programas de apoyo que buscan estabilizar la producción de frutas y verduras.

 

Subyacente vs. No Subyacente: el yin y el yang de la inflación
Uno de los datos que llamó la atención en el reporte de diciembre fue el ligero rebote de la inflación subyacente (aquella que excluye productos agropecuarios, energéticos y tarifas públicas por ser más volátiles), la cual se ubicó en 3.65 por ciento anual, tras haber acumulado 22 meses de tendencia a la baja. Al interior de este componente, las mercancías repuntaron a 2.47 por ciento y los servicios subieron a 4.94 por ciento.

 

En contraste, el índice no subyacente se desplomó de 7.60 por ciento en noviembre a 5.95 por ciento en diciembre, empujando la desaceleración general de los precios. Al interior de este rubro, los precios de los productos agropecuarios se ubicaron en 6.57 por ciento anual, influenciados principalmente por una disminución en frutas y verduras, mientras que la categoría de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno subió 4.97 por ciento anual, registrando un leve incremento frente al mes previo.

 

Expectativas de Banxico
Durante su última reunión de política monetaria de 2024, la Junta de Gobierno de Banxico realizó un recorte de un cuarto de punto porcentual en la tasa de referencia, dejándola en 10.00 por ciento, y advirtió que continuarían monitoreando la evolución de la inflación. Con los resultados de diciembre, varios analistas anticipan que, en las siguientes decisiones de 2025, podría llegar un nuevo ajuste a la baja, posiblemente de magnitud mayor, siempre y cuando no surjan presiones externas.

 

En representación del banco central, una fuente cercana al área de análisis económico señaló que “Banxico se mantiene firme en su objetivo de lograr la convergencia hacia el 3 por ciento. Aunque los avances en la desinflación son alentadores, no podemos cantar victoria; persisten riesgos externos como la volatilidad en los precios del petróleo y posibles tensiones comerciales a escala global”.

 

Nuevo año con luces y sombras
Con la inflación situada en 4.21 por ciento al cierre de 2024, México inicia 2025 con una perspectiva más positiva de cara a la evolución de los precios, pero las autoridades y el sector privado concuerdan en que no hay que bajar la guardia. Las presiones inflacionarias podrían reactivarse ante eventuales aumentos en el precio de los energéticos, tensiones geopolíticas o disrupciones en la cadena de suministros internacionales.

 

Por el momento, el consumidor mexicano puede respirar un poco más tranquilo al ver una baja en la cuesta de enero, aunque el reto para el gobierno y Banxico será mantener esta tendencia a lo largo del año. De lograrlo, se afianzaría el objetivo de mantener la inflación dentro del rango meta y se reforzaría la confianza de los inversionistas, lo cual a su vez podría traducirse en un mayor dinamismo económico. En una coyuntura marcada por cambios y desafíos, que la inflación se modere representa una bocanada de aire fresco para millones de familias y para la economía nacional en su conjunto.