Las icónicas zapatillas de rubí que la actriz Judy Garland usó en el clásico del cine El mago de Oz (1939) se vendieron el fin de semana por una cantidad récord de 32,5 millones de dólares, imponiendo una nueva marca en el mercado de recuerdos de Hollywood.
Estas zapatillas son uno de los cuatro pares que sobrevivieron a la producción de la película. Elaboradas en lentejuelas rojas, su atractivo no radica únicamente en su confección, sino en el estatus legendario que han adquirido a lo largo de las décadas. Se convirtió en pieza clave de la historia del cine y objeto del deseo de coleccionistas y fanáticos.
La casa de subastas Heritage Auctions fue la encargada de llevar a cabo la puja. Según datos proporcionados, más de 800 personas habían estado rastreando el artículo, y la página web de la subastadora alcanzó casi 43 mil visitas el jueves anterior a la venta.
Un factor que aumentó su valor y mito es que las zapatillas fueron robadas en 2005 del Museo Judy Garland en Grand Rapids, Minnesota, y permanecieron desaparecidas durante más de una década. Finalmente, en 2018, tras una operación encubierta del FBI, fueron recuperadas, devolviendo la esperanza a historiadores y admiradores.
El precio obtenido superó con creces el récord anterior para recuerdos de Hollywood, que hasta ahora ostentaba el icónico vestido Seven Year Itch de Marilyn Monroe, vendido en 4,6 millones de dólares en 2011.
El Museo Judy Garland, que albergaba las zapatillas antes del robo, intentó recaudarlas. La ciudad de Grand Rapids se involucró, destinando fondos en su festival anual dedicado a la actriz, y legisladores de Minnesota reservaron 100 mil dólares para ayudar a la compra. Sin embargo, el monto no fue suficiente para superar la oferta ganadora. El museo confirmó en Facebook que no obtuvo el valioso tesoro.
Además de las zapatillas, la subasta incluyó otros recuerdos de El mago de Oz , como un sombrero usado por Margaret Hamilton, la actriz que interpretó a la Bruja Mala del Oeste original, objeto también muy codiciado por coleccionistas.
Esta venta no solo subraya la relevancia cultural e histórica de El mago de Oz, sino también el valor que los fanáticos y coleccionistas están dispuestos a pagar para poseer un pedazo de la historia del cine.
