21 noviembre, 2024

 

La reforma judicial que busca democratizar el Poder Judicial y garantizar la paridad de género enfrenta un obstáculo significativo: de los 3,145 aspirantes registrados hasta ahora para los procesos de elección popular de jueces, magistrados y ministros, sólo el 30% son mujeres. Así lo informó el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, durante su participación en el foro “Hacia una Igualdad Sustantiva: Propuestas Legislativas para Construir las Leyes Secundarias”.

Desafío de alcanzar la paridad

Fernández Noroña destacó que esta elección, la primera en su tipo a nivel global, busca sentar un precedente en materia de paridad en el sistema judicial mexicano, pero reconoció que la baja participación femenina pone en entredicho uno de los objetivos centrales de la reforma.

 

“Necesitamos que se inscriban más mujeres. Esta elección busca democratizar el Poder Judicial y garantizar la equidad. No podemos avanzar con tan poca representación femenina. Queremos muchas ‘Benitas Juárez’ en el Poder Judicial”, declaró el legislador.

 

El objetivo de la convocatoria es claro: garantizar que al menos la mitad de las nuevas posiciones en el sistema judicial sean ocupadas por mujeres. Esto incluye cinco ministras y cuatro ministros para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como la paridad absoluta en las 850 posiciones de magistrados de circuito y jueces de distrito. Sin embargo, el bajo porcentaje de mujeres registradas amenaza con socavar esta meta.

Cifras que preocupan

De acuerdo con el Comité de Evaluación del Poder Judicial, hasta el momento sólo 35 mujeres se han inscrito formalmente:

  • 12 buscan ser magistradas.
  • 22 aspiran a juezas.
  • 1 desea convertirse en ministra.

 

En contraste, 100 hombres han completado su registro, lo que deja a las mujeres representadas en sólo el 25.9% de los registros en este ámbito específico. Este panorama resalta la brecha de género persistente en un proceso diseñado precisamente para combatirla.

 

La consejera jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy, se sumó al llamado para que más mujeres participen. En su intervención, destacó que garantizar la representación femenina es indispensable para construir un Poder Judicial equitativo y verdaderamente democrático.

 

“La justicia debe reflejar a la sociedad que sirve. No podemos permitir que este proceso histórico excluya a las mujeres. Es fundamental que se sumen más aspirantes,” enfatizó Godoy.

Fallas técnicas y barreras estructurales

Uno de los factores que podría estar afectando el registro de aspirantes, especialmente de mujeres, son los problemas técnicos en los portales del Legislativo y Ejecutivo, encargados de recibir las solicitudes. Fernández Noroña admitió que estas plataformas han presentado fallas intermitentes, pero aseguró que los problemas están siendo atendidos.

 

“Las plataformas han tenido dificultades, pero seguimos avanzando. Espero que en estos días finales podamos facilitar más registros,” comentó.

 

Además de los obstáculos técnicos, algunos analistas han señalado que las barreras estructurales, como la falta de incentivos, apoyo institucional y visibilidad para las mujeres en el ámbito judicial, también contribuyen al bajo número de registros femeninos.

Críticas y responsabilidades

Fernández Noroña no escatimó críticas hacia la presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña, a quien responsabilizó indirectamente por el bajo número de mujeres registradas. Aunque la ministra no se ha pronunciado públicamente en contra del proceso, el legislador consideró que su liderazgo debería haber impulsado una mayor participación femenina.

 

“Si alguien tiene propuestas y la capacidad de incentivar este registro, es el Poder Judicial. Hasta ahora, han trabajado a medio gas. Necesitamos un esfuerzo más decidido para alcanzar las metas de paridad,” señaló Noroña.

 

Por otro lado, representantes del Poder Judicial han defendido su postura, argumentando que la paridad de género es un desafío que requiere esfuerzos conjuntos de todas las instituciones involucradas. En un comunicado, la SCJN reiteró su compromiso con la equidad y llamó a las mujeres a participar activamente en el proceso.

 

Ritmo lento, pero con esperanza

El registro de aspirantes cierra el próximo 24 de noviembre, lo que deja pocos días para aumentar la participación femenina. Actualmente, el ritmo de inscripciones es de aproximadamente 17 personas por minuto, pero es insuficiente para alcanzar la equidad en los registros.

 

El proceso electoral busca no sólo democratizar el Poder Judicial, sino también enviar un mensaje contundente sobre la igualdad de oportunidades en las instituciones públicas, pero este desafío pone de relieve la necesidad de abordar las raíces estructurales de la desigualdad de género en México.

Llamado a la acción

El foro “Hacia una Igualdad Sustantiva” se convirtió en un espacio para discutir propuestas concretas y estrategias para superar estas barreras. Entre las sugerencias más destacadas estuvieron:

 

  • Mayor difusión del proceso en universidades, colegios de abogados y asociaciones civiles para incentivar el registro de mujeres.
  • Programas de apoyo y mentoría específicos para mujeres interesadas en participar.
  • Campañas de sensibilización para destacar la importancia de la representación femenina en el Poder Judicial.

 

“Estamos abriendo un camino nuevo para la humanidad desde México,” afirmó Fernández Noroña.“Esta elección es histórica, pero necesitamos que todas y todos se sumen a construir este futuro.”

 

El bajo porcentaje de mujeres registradas en el proceso para ocupar cargos en el Poder Judicial es un recordatorio de los desafíos persistentes en la lucha por la igualdad de género en México. Aunque la reforma judicial ha sentado las bases para un cambio transformador, alcanzar la paridad requiere más que intenciones: demanda acción concreta, compromiso institucional y una sociedad dispuesta a derribar barreras.

 

Con el cierre del registro a la vuelta de la esquina, el llamado es claro: más mujeres deben inscribirse para garantizar que este proceso no solo sea democrático, sino también equitativo. El tiempo es corto, pero las posibilidades de marcar un antes y un después en la justicia mexicana están al alcance.