A diario los carriles confinados del Metrobús de la Ciudad de México son invadidos por automovilistas, motociclistas, ciclistas e incluso peatones, quienes ignoran las normas de tránsito y ponen en riesgo no solo sus vidas, sino también las de los usuarios de este transporte. A pesar de la implementación de arcos de infracción, radares móviles, cámaras en los autobuses y operativos estratégicos, la mayoría de los infractores no reciben multas o amonestaciones, y en muchos casos, las violaciones a la ley se cometen en presencia de las autoridades.
El artículo 10 del Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México establece que los conductores que circulen por el carril exclusivo del Metrobús serán sancionados con una multa que puede oscilar entre 40 y 60 veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA), además de perder seis puntos en su licencia de conducir. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para disuadir a conductores que, en un intento por esquivar el tráfico, se arriesgan a utilizar este carril exclusivo, ignorando el peligro que esto conlleva.
Automovilistas y motociclistas no son los únicos que cometen esta infracción. Ciclistas, patinadores e incluso peatones también invaden este espacio confinado, exponiéndose a accidentes graves, ya que el carril está diseñado para el tránsito de los autobuses del Metrobús, que circulan a mayor velocidad y con prioridades distintas. Aunque estos infractores no enfrentan sanciones económicas como los automovilistas, sí pueden ser amonestados verbalmente por los agentes de tránsito. En caso de reincidencia, pueden ser remitidos a un juzgado cívico.
El uso indebido del carril del Metrobús no solo afecta la seguridad de los involucrados, sino también el funcionamiento eficiente del sistema de transporte, que es utilizado por miles de personas diariamente. Aunque las autoridades han desplegado herramientas tecnológicas y recursos humanos para detectar y sancionar a los infractores, la falta de sanciones efectivas ha permitido que esta práctica continúe sin un freno real.
Este problema, que afecta tanto a los usuarios del Metrobús como a la seguridad vial en general, sigue siendo un desafío para las autoridades de la Ciudad de México. Las infracciones, a menudo ignoradas o no sancionadas, demuestran la necesidad de reforzar las medidas de vigilancia y castigo, garantizando así la seguridad de todos en las vías exclusivas del transporte público.