La tensión entre Rusia y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo punto crítico tras la decisión del presidente Joe Biden de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance ATACMS contra territorio ruso. Este movimiento, anunciado en los últimos días de su administración, ha sido calificado por el presidente ruso, Vladimir Putin, como un acto de provocación que “hecha leña al fuego” del conflicto en Ucrania.
Decisión que marca un giro estratégico
La autorización de Biden representa un cambio significativo en la política estadounidense hacia la guerra en Ucrania. Hasta ahora, Estados Unidos había restringido el uso de armamento suministrado a Ucrania exclusivamente para operaciones defensivas dentro de su territorio, pero esta nueva directriz permite a Kiev atacar objetivos militares rusos más allá de sus fronteras.
Según fuentes cercanas a la administración Biden, esta decisión busca contrarrestar la creciente participación de tropas norcoreanas en apoyo al ejército ruso. Corea del Norte ha desplegado miles de soldados en el conflicto, lo que, según analistas, intensifica la gravedad de la situación.
Reacción de Rusia: Escalada en las amenazas
Desde Moscú, la respuesta fue contundente. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, afirmó que Estados Unidos está llevando su participación a un “nuevo nivel”: “Consideraremos cualquier ataque con misiles estadounidenses como una agresión directa de Washington contra Rusia.”
Por su parte, Leonid Slutsky, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal, advirtió que esta decisión podría derivar en una “gran escalada” con “consecuencias graves e impredecibles”. Otros legisladores rusos han descrito la autorización de Biden como un paso directo hacia un conflicto global, con el senador Vladimir Dzhabarov llegando a calificarla como un preludio de la Tercera Guerra Mundial.
Cálculos de Biden y el contexto político en Estados Unidos
El contexto político interno en Estados Unidos también influye en esta decisión. Con el presidente electo Donald Trump a punto de asumir el cargo y prometiendo limitar el apoyo a Ucrania, Biden parece decidido a brindar a Kiev todo el respaldo posible antes de dejar la Casa Blanca. Según funcionarios de su administración, esta medida busca fortalecer la posición ucraniana ante la posibilidad de un replanteamiento de la política exterior bajo Trump.
El asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, ha señalado que el apoyo a Ucrania responde a una estrategia de largo plazo para preservar la estabilidad en Europa y contrarrestar las amenazas de Moscú. No obstante, voces críticas dentro de Estados Unidos y sus aliados europeos advierten sobre los riesgos de escalar el conflicto.
¿Qué significan los misiles ATACMS para Ucrania?
Los misiles ATACMS, que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros, ofrecen a Ucrania la capacidad de atacar profundamente en territorio ruso. Su alta velocidad y capacidad de evasión hacen que sean difíciles de interceptar, proporcionando a Kiev una ventaja táctica significativa. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenski, ha defendido la necesidad de estas armas como una forma de “equilibrar las fuerzas en el campo de batalla” y proteger la infraestructura crítica de su país.
En declaraciones recientes, Zelenski afirmó que “Esta decisión nos permitirá defendernos más eficazmente y hacer frente a las amenazas que Rusia y sus aliados, como Corea del Norte, representan.”
Sin embargo, algunos analistas militares advierten que, aunque los ATACMS pueden ser útiles, no cambiarán de manera decisiva el curso de la guerra.
Perspectiva internacional: Temores de una escalada global
La decisión de Washington ha generado preocupación entre los líderes de la Unión Europea y la OTAN. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, aseguró que la alianza está monitoreando de cerca la situación, mientras que Francia expresó su inquietud por la creciente cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte.
China, por su parte, ha mantenido una postura ambigua, llamando al diálogo pero sin condenar directamente a Rusia. Se espera que este tema sea central en las discusiones del G20, que comienza esta semana en Brasil.
¿Qué sigue en el conflicto?
Mientras Ucrania se prepara para una posible ofensiva rusa respaldada por tropas norcoreanas, el uso de misiles ATACMS marca una nueva fase en la guerra. Según expertos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Rusia ha redoblado sus esfuerzos en la región de Kursk, donde planea lanzar un ataque masivo para recuperar el territorio perdido a manos de las fuerzas ucranianas.
Al mismo tiempo, la guerra sigue afectando la economía global. Rusia enfrenta una creciente presión económica, con tasas de interés históricamente altas y escasez de mano de obra. Por otro lado, Ucrania depende cada vez más del apoyo militar y financiero de sus aliados occidentales.
La autorización de los misiles de largo alcance por parte de Estados Unidos podría cambiar las dinámicas del conflicto, pero también plantea serios riesgos de escalada. Con amenazas de represalias nucleares y la participación de nuevos actores como Corea del Norte, el panorama se torna cada vez más complejo.
El presidente ruso, Vladimir Putin, aún no ha emitido una declaración oficial sobre la medida, pero los analistas anticipan que Moscú tomará represalias, ya sea mediante ataques directos o acciones encubiertas.
En un escenario global marcado por la incertidumbre, la decisión de Biden puede ser vista como un intento de fortalecer a Ucrania, pero también como un acto que incrementa las tensiones en una guerra que ya tiene implicaciones globales. ¿Será este el punto de inflexión hacia una confrontación mayor? El mundo observa con preocupación.