La campaña electoral en Estados Unidos ha dado giros inesperados en los últimos días. Todo comenzó el pasado domingo, cuando Donald Trump realizó una mitin en el icónico Madison Square Garden en Nueva York. Para Trump, la ciudad ha representado un reto personal: a pesar de su éxito económico, siempre ha sentido que la élite neoyorquina no lo acepta del todo. Con una asistencia multitudinaria, el evento parecía un triunfo, hasta que surgió la polémica.
Durante la mitin, el comediante Tony Hinchcliffe, invitado como orador, lanzó un comentario despectivo sobre Puerto Rico, llamándolo “una isla de basura flotando en medio del océano”. Este comentario generó reacciones inmediatas, especialmente entre la comunidad puertorriqueña en Pensilvania, un estado clave en la elección, y avivó críticas hacia Trump, quien fue tachado de “racista” y “nazi” por varios sectores.
Justo cuando el escándalo parecía apoderarse de la campaña de Trump, Joe Biden, durante una transmisión por Zoom para la organización Voto Latino, hizo una declaración confusa que desvió la atención. Biden, quien a veces es criticado por su falta de claridad, pareció decir: “La única basura que yo veo son sus simpatizantes”. La frase, aunque difícil de entender completamente, fue interpretada como un insulto directo a los seguidores de Trump.
La Casa Blanca trató de aclarar la situación al día siguiente, argumentando que Biden se refería a “la basura de su simpatizante” y no a los simpatizantes en general. Sin embargo, esta explicación no convenció a muchos. Incluso la vicepresidenta Kamala Harris se distanció del comentario, afirmando: “No estoy de acuerdo en calificar a la gente por el partido por el que vota”.
Trump, hábil para capitalizar en controversias, utilizó el comentario a su favor. Durante un evento en Green Bay, Wisconsin, Trump se presentó junto a un camión de basura, recién decorado con su nombre. Vestido con un chaleco naranja de trabajador de limpia, el republicano se dejó ver mientras saludaba a sus seguidores y aprovechaba la situación para enviar un mensaje de cercanía con la clase trabajadora. “Les mando un saludo a los trabajadores de limpia”, expresó. “Hacen un trabajo tremendo, realmente importante”.
En un ambiente electoral sumamente polarizado, la anécdota con el camión de basura permitió a Trump recuperar la narrativa. Con un simbolismo que capturó la atención del público, el candidato republicano logró transformar un insulto en una muestra de apoyo a los trabajadores, dejando claro que la contienda por la simpatía de la clase trabajadora aún no termina.