30 junio, 2024

En un acto de protesta disruptivo, un grupo de encapuchados tomó los torniquetes de la estación Universidad del Metro, Línea 3, para expresar su indignación por la presencia continua de grupos porriles en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, Estado de México. Este movimiento surge tras la trágica muerte de Oscar, estudiante de derecho, ocurrida el pasado 8 de mayo de 2024 en circunstancias aún bajo investigación.

 

Cerca de 15 personas con el rostro cubierto se congregaron en la zona de torniquetes de la estación Universidad, ubicada en la Colonia Pedregal de Santo Domingo, alcaldía Coyoacán. Su objetivo fue permitir el paso gratuito a los usuarios del Metro como una forma de protesta pacífica y pública. Portaban letreros con el mensaje claro: “Disculpe las molestias, nos están asesinando”. Además, distribuyeron folletos informativos detallando la situación en el CCH Naucalpan y exigiendo la erradicación de estos grupos violentos conocidos como “porros”.

 

La protesta también incluyó la entrega de información sobre el trágico incidente que cobró la vida de Oscar, quien falleció tras caer de un puente peatonal durante un enfrentamiento en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán. Este incidente ha generado una profunda consternación en la comunidad estudiantil y en la sociedad en general, evidenciando la gravedad de la violencia relacionada con estos grupos dentro de las instituciones educativas.

 

 

Al término de la manifestación, los encapuchados procedieron a realizar pintas en las instalaciones como una forma adicional de visibilizar su protesta. A pesar del acto de desobediencia civil, no se reportaron detenciones por parte de las autoridades.

 

Este acto de protesta subraya la creciente preocupación y la urgencia de abordar de manera efectiva el problema de los grupos porriles en los planteles educativos. Estos grupos no solo representan una amenaza para la seguridad de los estudiantes, sino que también socavan el ambiente académico y el derecho fundamental a una educación segura y libre de violencia.

 

La comunidad estudiantil, junto con diversos sectores de la sociedad civil, ha manifestado su solidaridad con las demandas de los manifestantes. Exigen acciones concretas por parte de las autoridades educativas y gubernamentales para investigar y eliminar la presencia de estos grupos violentos, garantizando así un entorno seguro y propicio para el aprendizaje.

 

Ante esta situación, es crucial que las autoridades tomen medidas inmediatas para proteger a los estudiantes y erradicar la violencia en los planteles educativos. La transparencia en las investigaciones sobre los incidentes relacionados con los porriles y el fortalecimiento de las medidas de seguridad son pasos fundamentales hacia la justicia y la paz dentro de las instituciones educativas.