Marcelo Ebrard, el futuro secretario de Economía en la administración de Claudia Sheinbaum, ha enfatizado recientemente la efectividad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), proyectando cambios mínimos para la revisión programada en 2026. Ebrard, con una perspectiva optimista y estratégica, sostiene que el T-MEC ha beneficiado considerablemente la competitividad de Norteamérica, posicionándola favorablemente frente a otros bloques económicos, especialmente Asia.
En un encuentro con Claudia Sheinbaum y otros importantes asesores y futuros miembros del gabinete, Ebrard discutió el rendimiento actual del T-MEC y las expectativas para su revisión. “El tratado ha funcionado muy bien,” afirmó Ebrard, quien fue uno de los negociadores clave durante la administración de Andrés Manuel López Obrador en la renegociación del tratado con la administración Trump. Su experiencia previa le proporciona una perspectiva única sobre la dinámica de las relaciones comerciales y económicas de México con sus vecinos norteamericanos.
Uno de los principales retos identificados por Ebrard es la necesidad de atraer inversiones que actualmente no están en México pero tienen el potencial de establecerse en el país. La relocalización de empresas y la captación de nuevas inversiones son prioritarias en su agenda, con un enfoque particular en estar “presentes en Estados Unidos y en otras partes del mundo.”
Mirando hacia el futuro, Ebrard y su equipo están comprometidos a hacer una revisión cuidadosa pero no extensiva del T-MEC, manteniendo los fundamentos que han probado ser exitosos. “No pretendemos revisar todo el tratado,” comentó, sugiriendo que cualquier ajuste sería para mejorar y actualizar el acuerdo sin alterar su esencia. Esto resalta una política de continuidad y mejora incremental en lugar de cambios radicales.
La colaboración entre sectores económicos clave también está en la agenda de Ebrard. Ha iniciado diálogos con los 25 principales sectores de la economía mexicana para asegurar que todas las partes estén alineadas y preparadas para cualquier ajuste necesario que pueda surgir de la revisión del T-MEC. Este enfoque colaborativo no solo fortalece la posición de México en las negociaciones, sino que también asegura que los intereses nacionales estén bien representados y defendidos.