El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), enfrenta críticas por su manejo de ciertos temas internacionales y de seguridad, marcando un patrón donde, según observadores, parece reaccionar enérgicamente cuando le conviene políticamente y en otras ocasiones, opta por un enfoque más reservado o incluso omiso.
Recientemente, AMLO expresó su frustración por la falta de cooperación de Estados Unidos en el caso de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”. El mandatario señaló que el gobierno estadounidense no había proporcionado suficiente información sobre la detención de estos capos, que se realizó en un aeropuerto de Texas, enfatizando que aún espera un informe detallado para evaluar si hubo alguna violación a la soberanía de México.
Esta declaración pública podría verse como un intento de AMLO de posicionarse como un defensor de la soberanía nacional, mostrando una postura firme ante lo que percibe como una falta de respeto a los protocolos internacionales por parte de Estados Unidos.
Contrastes en la Política Exterior
Paralelamente, la invitación a Vladimir Putin para asistir a la toma de posesión de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha generado controversia. A pesar de las órdenes de arresto internacionales contra Putin por crímenes de guerra y las recomendaciones de la Unión Europea y la embajada de Ucrania en México para que se cumplan estas órdenes, López Obrador ha declarado que México no detendrá al Presidente ruso, justificando su postura en una política de neutralidad y en su rol como mediador por la paz.
Esta aparente contradicción entre la demanda de respeto a la soberanía mexicana y la reluctancia a adherirse a compromisos internacionales respecto a figuras controvertidas, resalta un doble estándar en la política exterior que algunos críticos ven como un enfoque selectivo, donde se defienden principios internacionales solo cuando coinciden con los intereses políticos internos o la imagen pública del Presidente.
Estas situaciones reflejan una estrategia política que podría tener repercusiones significativas tanto en el ámbito interno como en el internacional. A nivel doméstico, el enfoque de AMLO podría resonar con su base electoral, que lo ve como un líder dispuesto a defender la dignidad y la independencia de México frente a presiones externas. Sin embargo, a nivel internacional, esta política puede generar tensiones y complicar las relaciones diplomáticas, especialmente con países que esperan una mayor cooperación en asuntos de seguridad global y respeto a los dictámenes judiciales internacionales.