La violencia contra personas adultas mayores es un problema serio y creciente según datos, donde los hijos son los principales agresores en el 54% de los casos reportados. Este alarmante hallazgo revela una preocupante realidad sobre el abuso en el seno familiar, donde la violencia emocional, patrimonial y física se entrelazan de manera devastadora.
El informe desglosa que el 32% de los casos involucra violencia emocional, mientras que el 21% combina agresiones emocionales y patrimoniales; además, el 20% de los casos se caracteriza por violencia física y emocional. Esta violencia familiar no solo afecta la integridad física y emocional de las personas mayores, sino que también subraya la necesidad urgente de la intervención y apoyo.
El programa Dignidad Mayor, una iniciativa para la protección de los adultos mayores, ha recibido el 69% de los reportes directamente de las víctimas, la mayoría de las cuales son mujeres (dos de cada tres casos). El resto de las solicitudes proviene de redes de apoyo que incluyen familiares y amistades preocupadas por la situación de estos adultos mayores.
La mayoría de las solicitudes de apoyo emocional o jurídico provienen de la Ciudad de México, representando el 83.6% del total. El restante 16.4% llega de otras entidades como Estado de México, Morelos, Jalisco, Puebla y Querétaro. Esta distribución geográfica resalta la necesidad de una respuesta coordinada y eficaz en todo el país para abordar y prevenir el abuso contra las personas mayores.
Estos datos subrayan la importancia de fortalecer las redes de apoyo y los mecanismos de protección para las personas adultas mayores, así como de promover campañas de concienciación y educación para prevenir la violencia en el entorno familiar. La violencia contra los adultos mayores es una cuestión de derechos humanos y debe ser abordada con seriedad y urgencia para garantizar una vida digna y segura para todos.