4 julio, 2024

La ciudad de Porto Alegre, ubicada en el sur de Brasil, enfrenta una de las mayores catástrofes de su historia tras las recientes inundaciones provocadas por lluvias torrenciales, que han causado al menos 56 muertos y 67 desaparecidos, según reportes de la Defensa Civil actualizados el sábado. Este evento devastador ha afectado a casi 300 localidades en el estado de Rio Grande do Sul, con más de 24,600 personas evacuadas y múltiples comunidades completamente aisladas.

 

Desde el viernes, las intensas precipitaciones han llevado al río Guaíba a niveles críticos, inundando el centro histórico de Porto Alegre y dejando vastas áreas urbanas bajo agua. La situación se agravó cuando el dique del río Gravataí comenzó a desbordarse, forzando más evacuaciones. El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, ha advertido que “lo peor está por venir”, dado que las lluvias continuarán con “altísima severidad” hasta el domingo, aumentando el riesgo de más inundaciones y deslizamientos.

 

El impacto del desastre se ha extendido hasta el aeropuerto internacional de Porto Alegre, que suspendió operaciones indefinidamente, resultando en la cancelación de más de 200 vuelos. Muchos viajeros se vieron obligados a pasar la noche en el aeropuerto, utilizando sus mochilas como almohadas y durmiendo en sillas y suelos de la terminal.

 

Las brigadas de rescate trabajan incansablemente para alcanzar a los afectados, muchos de los cuales se encuentran sin electricidad ni agua potable. Además, se han establecido refugios temporales en centros deportivos y otras instalaciones para acoger a los desplazados.

 

El climatólogo brasileño Francisco Eliseu Aquino atribuye esta catástrofe al “cóctel desastroso” del cambio climático combinado con el fenómeno de El Niño, que ha intensificado las condiciones meteorológicas extremas en la región. Mientras tanto, las autoridades y organizaciones de ayuda continúan esforzándose por gestionar esta crisis y mitigar sus efectos en la población afectada.