2 julio, 2024

Ante la serie de derrotas electorales que han marcado una de las etapas más difíciles en la historia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Dulce María Sauri Riancho, expresidenta del partido, ha levantado la voz para solicitar al actual líder del tricolor, Alejandro Moreno, conocido como “Alito”, que se haga a un lado.

 

Esta exigencia surge por la urgencia de renovar y fortalecer un partido que, según Sauri, está en peligro de extinción si no se realizan cambios significativos en su estructura directiva.

 

La crítica de Sauri no se limita a un simple cambio de liderazgo, es una demanda para salvar al partido de la irrelevancia. Según la dirigente yucateca, Moreno ha centralizado las decisiones y excluido a importantes cuadros del partido, lo cual ha sido un factor clave en el “pobre desempeño” del PRI en recientes elecciones.

 

Ella compara la posible futura situación del PRI con la del Partido de la Revolución Democrática (PRD), advirtiendo que el PRI podría enfrentarse a un destino similar de marginalidad política si no se toman medidas correctivas.

 

La expresidenta del PRI critica la estrategia de Moreno de expulsar a miembros incómodos del partido, especialmente en momentos críticos, describiéndolo como un acto de “ráfagas de expulsiones por todos lados”, lo que en su opinión, refleja una prioridad equivocada en vísperas de jornadas electorales importantes.

 

Para Sauri, estas acciones demuestran un enfoque erróneo que privilegia las luchas internas sobre la preparación para enfrentar retos electorales y políticos más significativos.

 

Además de pedir la renuncia de Moreno, Sauri hace un llamado para que el proceso de renovación del Comité Ejecutivo Nacional del PRI se realice con transparencia, apego a los estatutos partidistas y sin manipulaciones que busquen perpetuar el control del actual grupo en el poder.

 

Ella alerta sobre los planes de Moreno de convocar una sesión del Consejo Político Nacional con el objetivo de manipular los preparativos para una asamblea nacional, lo cual podría cementar aún más su influencia y control sobre el partido.

 

La situación del PRI no solo tiene implicaciones para el partido mismo sino también para el equilibrio de poderes en México. Sauri lamenta que el partido haya perdido tanto peso que ya no es necesario para “atemperar el ejercicio unilateral del poder” en el Congreso. Esta marginalización del PRI podría tener consecuencias significativas en la dinámica política del país, especialmente en un contexto donde la oposición fuerte es crucial para la democracia.

 

El dramático llamado de Dulce María Sauri es un reflejo de las tensiones y los desafíos que enfrenta el PRI. Su demanda de renovación y cambio de liderazgo es un intento desesperado de reorientar un partido históricamente dominante hacia un futuro más prometedor y relevante en el espectro político mexicano.

 

La respuesta de Alejandro Moreno y las acciones subsiguientes del PRI serán determinantes para el futuro del partido y, posiblemente, para el sistema político mexicano en su conjunto.