30 junio, 2024

En una narrativa digna de una película romántica, Claudia Sheinbaum, recientemente elegida primera mujer presidenta de México, y Jesús María Tarriba, especialista en riesgos de mercado, han reconectado después de más de 30 años para compartir no solo un romance reavivado, sino también una vida juntos en el Palacio Nacional a partir de octubre.

 

Claudia y Jesús se conocieron en la década de 1980 en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde ambos estudiaban física. Rápidamente se convirtieron en pareja, compartiendo no solo clases sino también un profundo interés en los movimientos sociales y la academia; sin embargo, tras casi un año y medio, la relación se disolvió y cada uno tomó rumbos muy diferentes.

 

 

Mientras Sheinbaum continuó en México, escalando posiciones desde la academia hasta convertirse en líder de la Ciudad de México, Tarriba se mudó al extranjero, trabajando en instituciones financieras de renombre en Estados Unidos y España. Durante este tiempo, ambos formaron familias y vivieron vidas separadas hasta que un simple gesto en Facebook, una solicitud de amistad, los reconectó.

 

Fue en 2016 cuando Claudia Sheinbaum, entonces delegada de Tlalpan, revisó su Facebook y decidió enviarle una solicitud de amistad a Jesús. Él, quien también había regresado a México tras divorciarse y dejar su trabajo en España, aceptó, y pronto comenzaron a conversar, redescubriendo viejas conexiones y compartiendo nuevas experiencias. Esta re conexión los llevó eventualmente a retomar su relación y casarse en noviembre de 2023, justo antes de que Claudia ganara las elecciones presidenciales.

 

Desde el reencuentro, Tarriba ha preferido mantener un perfil bajo, apoyando a Claudia en su carrera pero sin buscar el protagonismo. Opta por acompañarla en momentos importantes y disfrutar de su tiempo juntos en privado, ofreciéndole un respiro de las exigencias de la vida pública.

 

A medida que Claudia asume su rol como presidenta, ambos enfrentan nuevos desafíos y oportunidades. Tarriba, mientras tanto, se ajusta a su papel como consorte, manteniendo su amor por la lectura y su tranquilidad, características que Sheinbaum valora enormemente. Juntos, buscan balancear sus roles públicos y privados, manteniendo su relación fuerte y centrada.

 

La historia de Claudia Sheinbaum y Jesús María Tarriba es un testimonio de que el amor puede reencontrarse y florecer incluso después de décadas de separación. Ahora, mientras se embarcan en esta nueva etapa juntos, no solo comparten un pasado común, sino también un futuro lleno de posibilidades tanto en lo personal como en lo político. Este reencuentro no solo cambia sus vidas sino que también ofrece una narrativa única y esperanzadora a medida que lideran juntos desde el más alto nivel en México.