El uso de drones se ha disparado en todo el mundo, desde la entrega de paquetes hasta la supervisión de cultivos. Sin embargo, su autonomía limitada ha sido siempre un problema. Los modelos más comunes, con múltiples hélices, despegan verticalmente, pero agotan rápido su batería. Por otro lado, los drones tipo avión, más eficientes, necesitan una pista para aterrizar.
Un equipo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), liderado por el investigador Eduardo Steed Espinoza Quesada, ha encontrado una solución a este dilema. Su proyecto se enfoca en el desarrollo de drones híbridos, conocidos como H-VTOL, que combinan lo mejor de ambos mundos: pueden despegar como un helicóptero y volar como un avión.
La clave de su innovación es la propulsión eléctrica distribuida (DEP) con rotores protegidos por ductos, una tecnología poco explorada. Esto les permite no solo despegar de forma vertical, sino también realizar vuelos de largo alcance con mayor eficiencia energética.
El equipo construyó dos prototipos, el XEVTOL-2FNW y el XEVTOL-4FNW, con cuatro y seis rotores, respectivamente. Las pruebas demostraron que los rotores con conductos aumentaron el empuje en un 35%, lo que se traduce en un menor consumo de energía y un mejor rendimiento. El modelo de seis rotores, además, fue 16% más eficiente que su contraparte.
Estos avances abren la puerta a nuevas aplicaciones, especialmente en lugares sin infraestructura. Los drones híbridos podrían usarse para inspecciones en parques eólicos o en misiones de rescate en zonas de difícil acceso, aprovechando su capacidad de operar en cualquier terreno.
El proyecto del Cinvestav no solo promete una mayor eficiencia y autonomía, sino que también ofrece una alternativa más segura y ecológica para el futuro de la tecnología de drones.

Cinvestav desarrolla vehículos aéreos no tripulados más eficientes, seguros y versátiles

