2 julio, 2024

La escasez de gasolina en Tijuana y otros municipios de Baja California se ha convertido en una crisis severa, afectando tanto a ciudadanos como a sectores clave de la economía local. A pocas horas de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la región, se reporta que cerca de 130 estaciones de servicio han suspendido sus operaciones debido a un bloqueo en la planta almacenadora de Pemex en Rosarito.

La planta de Rosarito, crucial para el suministro de combustible a Tijuana y el puerto de Ensenada, se encuentra paralizada por manifestantes que exigen una solución definitiva a la regularización de sus predios en disputa. Este bloqueo ha generado un impacto significativo en la vida cotidiana de los residentes y en la actividad económica de la región.

Automovilistas particulares, choferes de carga y transporte público se ven seriamente afectados por la falta de gasolina. Los transportistas han comenzado a detener sus unidades, lo que agrava aún más la situación al afectar la movilidad y el suministro de bienes en la región. “Nosotros no podemos seguir operando sin gasolina. Esto no solo nos afecta a nosotros, sino a toda la economía local”, comentó un chofer de carga afectado.

Casandra Hernández, una de las lideresas del movimiento, ha señalado que los manifestantes se niegan a trasladarse a la Ciudad de México para negociar. “Hemos tenido muchas mesas de negociación y siempre nos dan largas. Incluso, faltan participantes clave como los representantes del ejido Maclovio Rojas. Sin ellos no puede haber una solución real”, afirmó Hernández.

En una conferencia de prensa reciente, representantes de las principales cadenas de gasolineras que operan en Baja California -Rendichicas, 76, Chevron, Akron, British Petroleum, entre otras- hicieron un llamado urgente a las autoridades para resolver este conflicto. Según los datos proporcionados, se han dejado de expender más de 2 millones de litros de combustible diariamente, acumulando una pérdida de 10 millones de litros en una semana.

La situación ha generado un clima de incertidumbre y preocupación entre los habitantes de Tijuana. La falta de combustible ha llevado a largas filas en las estaciones que aún cuentan con reservas, y muchos ciudadanos han expresado su frustración por la falta de acción rápida y efectiva por parte de las autoridades.

Ante esta crisis, se espera que la visita del presidente López Obrador pueda traer alguna solución. Sin embargo, los manifestantes se mantienen firmes en su posición de no ceder hasta obtener respuestas concretas. “Estamos cansados de promesas vacías. Queremos una solución real y justa”, enfatizó uno de los líderes del movimiento.

Mientras tanto, la comunidad de Tijuana enfrenta un desafío sin precedentes que afecta no solo su movilidad, sino también la economía local y la vida diaria. La resolución de este conflicto es urgente y vital para restaurar la normalidad en una de las regiones más importantes del norte de México.