Un evento astronómico notable ocurre cuando un asteroide del tamaño de la Gran Pirámide de Giza se aproxima a la Tierra a una velocidad impresionante de 90 kilómetros por hora. Según información proporcionada por la NASA, este coloso espacial, identificado científicamente como 2024 JZ, se acercará a nuestro planeta a una distancia segura de 4.2 millones de kilómetros.
A pesar de la proximidad en términos astronómicos, expertos aseguran que no hay motivo de alarma. El asteroide, que mide unos 120 metros de diámetro, es considerado un “objeto cercano a la Tierra” (OCT) por la NASA, categoría que incluye tanto asteroides como cometas cuyas órbitas pueden verse influenciadas por la gravedad de planetas cercanos, acercándolos a la Tierra.
Estos objetos se originan de dos maneras: los cometas, compuestos de hielo de agua y partículas de polvo, se forman en el frío del sistema planetario exterior, mientras que los asteroides rocosos suelen provenir del sistema solar interior, específicamente entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Juan Luis Cano, de la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), reitera que la Tierra está “absolutamente segura” respecto a este asteroide y subraya que objetos más pequeños, de entre 5 a 10 metros, generalmente se desintegran en nuestra atmósfera antes de alcanzar el suelo.
A diferencia de los meteoros, que son pequeños fragmentos de roca que se queman al entrar en la atmósfera terrestre, los OCT son lo suficientemente grandes para atravesarla sin desintegrarse completamente. Aunque este tipo de eventos son comunes y se consideran de mínima amenaza, representan una oportunidad fascinante para la comunidad científica y los aficionados a la astronomía para observar más de cerca las dinámicas del cosmos que nos rodea.