En su conferencia matutina del 15 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) abordó la sugerencia del presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva sobre la convocatoria de nuevas elecciones en Venezuela. Aunque Lula ha propuesto que Nicolás Maduro convoque a un nuevo proceso electoral, López Obrador se mantuvo cauteloso y dejó en claro que su gobierno no tomará una postura activa en el asunto.
AMLO indicó que aún no ha tenido comunicación directa con Lula sobre este tema. “Vamos a esperar lo que resuelvan. Creo que mañana los del Tribunal Electoral en Venezuela tomarán una decisión,” comentó López Obrador. Esto refleja un enfoque reservado por parte de la administración mexicana en un asunto que es de interés internacional, pero que el presidente considera debe ser resuelto por los propios venezolanos.
A lo largo de la rueda de prensa, López Obrador evitó comprometerse a favor o en contra de las nuevas elecciones, manifestando que sería imprudente para un gobierno extranjero, incluido el mexicano, opinar sobre cuestiones internas de otro país. “No creo que sea prudente que nosotros, de afuera, opinemos sobre algo que corresponde resolver a los venezolanos,” subrayó el mandatario, haciendo referencia al artículo 89 de la Constitución mexicana, que detalla las facultades y obligaciones del Ejecutivo.
En cuanto a las conversaciones de la canciller Alicia Bárcena con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, AMLO expresó desconocer los detalles. También aprovechó la oportunidad para criticar a los medios de comunicación y la Organización de Estados Americanos(OEA) por su postura hacia el régimen de Maduro. “Lo único que pedimos es que todo se resuelva de manera pacífica, que no haya violencia ni represión,” agregó López Obrador.
La postura de México parece alinearse con una política de neutralidad y prudencia, enfocándose en mantener relaciones diplomáticas equilibradas y evitando intervenciones en los asuntos internos de otros países. La situación en Venezuela sigue siendo tensa, y la comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollarán los acontecimientos en torno a la propuesta de Lula y la respuesta del gobierno venezolano.