No es que los políticos sean como buitres, pero tras el lamentable fallecimiento de Ifigenia Martínez, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, se abrió un proceso para definir quién ocupará su lugar en uno de los cargos más importantes del Poder Legislativo mexicano. A pocas horas de su partida, los nombres de Olga Sánchez Cordero, Sergio Gutiérrez Luna y Gabriela Jiménez han comenzado a sonar como posibles sucesores.
La pérdida de Ifigenia Martínez, quien falleció a los 94 años tras haber entregado la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, deja vacante un puesto clave dentro de San Lázaro. Su trayectoria como defensora de los derechos de las mujeres y su incansable lucha por la paridad de género en la política mexicana marcaron un legado que ahora sus posibles sucesores buscan honrar.
Pugna interna en Morena
El partido Morena, junto con sus aliados del Partido Verde y Partido del Trabajo (PT), tendrá la responsabilidad de decidir quién ocupará la presidencia de la Mesa Directiva. Según la Ley Orgánica del Congreso General, en caso de la ausencia de la o el presidente, es el primer vicepresidente quien asume las funciones de manera provisional.
En este caso, Sergio Gutiérrez Luna ha sido nombrado temporalmente para encabezar la Cámara de Diputados, por lo que permanecerá en funciones de presidente en tanto se lleva a cabo la votación que defina quien sucederá a una de las figuras más representativas en la historia de la izquierda mexicana.
Sin embargo, Morena debe elegir de manera definitiva a quien ocupará el cargo por el resto del periodo, y las propuestas no han tardado en surgir. Desde este domingo, Olga Sánchez Cordero, diputada y exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), expresó su interés en ocupar el lugar que dejó Martínez. Cabe recordar que Sánchez Cordero fue aspirante a esta posición desde antes de que se conformara la Mesa Directiva, lo que le otorga cierta ventaja en el proceso de selección.
Aspiraciones en juego
No obstante, las aspiraciones de Olga Sánchez Cordero se han visto ensombrecidas por las críticas de algunos de sus compañeros en Morena. Una de las principales quejas proviene de su ausencia en la votación de la reforma del Poder Judicial, lo que ha generado descontento entre algunos sectores del partido. Aunque Sánchez Cordero cuenta con una amplia trayectoria en la política y el ámbito judicial, su alejamiento en momentos clave ha provocado resistencia en algunos círculos morenistas.
Por otro lado, Gabriela Jiménez, vicecoordinadora de la bancada de Morena, también ha manifestado su interés en ocupar la presidencia de la Cámara. Jiménez es conocida por su cercanía con la presidenta Claudia Sheinbaum, lo que podría darle un impulso en la contienda interna. Jiménez ha ganado protagonismo dentro del partido desde su participación en la promoción de la revocación de mandato, lo que la posiciona como una fuerte candidata para liderar el órgano legislativo.
En el mismo contexto, Dolores Padierna, una figura histórica en Morena y quien ya ha ocupado la vicepresidencia de la Cámara en varias ocasiones, también aparece en la lista de posibles sucesoras. Sin embargo, su relación tensa con el coordinador del Senado, Ricardo Monreal, complica su candidatura. A pesar de su experiencia, la falta de apoyos dentro del partido podría ser un obstáculo difícil de superar.
Papel de Sergio Gutiérrez Luna
Mientras se define la sucesión, Sergio Gutiérrez Luna continuará al frente de la Cámara de Diputados. Gutiérrez Luna, conocido por su capacidad de negociación y cercanía con varios actores políticos, también es un contendiente para ocupar el puesto de manera definitiva. Su actual posición como vicepresidente y su rol proactivo en el manejo de los asuntos legislativos le otorgan una ventaja significativa.
Además, Gutiérrez Luna convocó al Congreso General para rendir un homenaje de cuerpo presente a Ifigenia Martínez, mostrando su capacidad para liderar y organizar momentos clave en el recinto legislativo. Esta proactividad podría jugar a su favor, especialmente si el partido decide optar por una figura que ya se encuentra en el cargo y ha demostrado habilidades de liderazgo.
Legado de Ifigenia Martínez
La pérdida de Ifigenia Martínez ha causado un profundo impacto en el ámbito político mexicano. Martínez, economista y pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, fue una figura emblemática de la izquierda mexicana. A sus 94 años, asumió la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, marcando un hito en su carrera política. Su elección como presidenta fue vista como un reconocimiento a su trayectoria, además de su compromiso con la paridad de género y la equidad en la política.
El evento más simbólico de su carrera se dio cuando entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la presidencia de México. Este acto fue un reflejo del arduo trabajo de Martínez por los derechos de las mujeres, y su figura se convirtió en un emblema del cambio y la lucha por la igualdad de oportunidades en el país.
Claudia Sheinbaum acudió al funeral de Martínez, donde expresó su respeto y cariño por la economista. “Venimos de Hidalgo a abrazar a la familia por esta pérdida lamentable de la compañera Ifigenia, es una mujer excepcional”, declaró Sheinbaum, reconociendo el papel fundamental que jugó Martínez en el ámbito político y social.
¿Qué sigue para San Lázaro?
Con la vacante en la presidencia de la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados deberán llegar a un acuerdo en las próximas semanas. La figura que sea elegida deberá asumir el liderazgo de un órgano crucial para el funcionamiento del Congreso y las relaciones institucionales con otros poderes del Estado.
El nuevo o nueva presidenta de la Mesa Directiva tendrá la tarea de garantizar la seguridad y el respeto en el recinto legislativo, así como de dirigir las sesiones del pleno, velando por el equilibrio entre los grupos parlamentarios. Esta persona también será el vínculo entre la Cámara de Diputados y el resto del Gobierno, manteniendo una comunicación efectiva con el Senado, el Poder Judicial, el Ejecutivo y los gobiernos estatales.
En este contexto, el proceso de selección no será sencillo, ya que la figura que resulte electa deberá contar con el respaldo no solo de Morena, sino también de sus aliados. Además, deberá ser capaz de mantener el orden y la cohesión dentro de un recinto donde las tensiones políticas están siempre a flor de piel.
El destino de la presidencia de San Lázaro está en juego y las próximas semanas serán clave para definir quién tomará el timón de este importante órgano legislativo.