En una jugada política que ha capturado la atención nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, conocido popularmente como “Alito”, ha logrado un cambio estatutario dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que podría mantenerlo al frente de este histórico partido hasta el año 2032. Este desarrollo ha desatado una mezcla de reacciones entre la militancia, críticos y observadores políticos, marcando un momento definitorio para el PRI.
La XXIV Asamblea Nacional del PRI, llevada a cabo en el Pepsi Center de la Ciudad de México, no fue solo una reunión más. Fue el escenario donde 3,200 delegados reescribieron una parte fundamental de la historia del partido al eliminar la antigua máxima de “sufragio efectivo, no reelección”, permitiendo a Moreno potencialmente extender su liderazgo por dos periodos adicionales.
Los cambios fueron aprobados en un ambiente cargado, con fuertes medidas de seguridad y excluyendo a muchos de los críticos del partido, algunos de los cuales se vieron obligados a esperar fuera del recinto. Los que lograron entrar se encontraron marginados, alejados del presídium, mientras que fuera del recinto, las tensiones escalaban hasta el punto de que manifestantes frustrados rompieron una puerta de cristal.
Mensaje de Alito
Moreno, al tomar el micrófono, no disimuló su desdén por los disidentes, a quienes calificó de “cínicos” y “lacayos al servicio del Gobierno”. Sus palabras resonaron ante una multitud que respondió con vítores, consolidando su control sobre el partido. “Ellos fueron el peor lastre para nuestro partido”, afirmó, acusando a algunos miembros de traiciones pasadas y escándalos como el Pemexgate.
La decisión ha sido recibida con críticas no solo de figuras tradicionales dentro del partido como Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes y Dulce María Sauri, quienes se ausentaron del evento, sino también de analistas políticos y otros partidos que ven este movimiento como un paso hacia el autoritarismo dentro del PRI. Además, destacados miembros como Francisco Labastida y Carlos Aceves del Olmo han expresado su descontento, señalando que la asamblea podría haber marcado un retroceso significativo para el partido.
Implicaciones para el PRI y México
La reforma estatutaria plantea interrogantes sobre la dirección futura del PRI y su impacto en el sistema político mexicano. Al extender el liderazgo de Moreno, el PRI busca estabilidad y continuidad en su dirección, sin embargo esta decisión también podría alienar a sectores importantes de la militancia y del electorado que valoran los principios de democracia interna y renovación.
Con esta modificación estatutaria, el PRI parece estar configurando una estrategia para revitalizarse y reorientarse hacia las demandas contemporáneas, incluyendo la expulsión del neoliberalismo de su ideario y la promoción de una agenda más socialdemócrata. Sin embargo, el éxito de esta transformación dependerá en gran medida de la capacidad del partido para reconciliarse con sus sectores más críticos y para atraer a un electorado cada vez más escéptico y exigente.
Mientras “Alito” Moreno celebra este cambio como una victoria, el futuro del PRI se mantiene incierto, balanceándose entre la oportunidad de un renacimiento político y el riesgo de un declive irreversible. La política mexicana, siempre dinámica y a menudo impredecible, observará atentamente cómo se desenvuelve esta nueva era del priismo.