2 julio, 2024

El reciente aumento de casos de sarampión a nivel global ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias, generando preocupación ante la posibilidad de brotes significativos. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emitió recomendaciones clave para la población mexicana, instando a estar alerta frente a casos sospechosos o confirmados de sarampión y rubéola, especialmente debido al resurgimiento de estos virus en Europa y Estados Unidos.

 

Datos recopilados por el Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) señalan un preocupante incremento de casos en Europa, con 31,685 registrados en los últimos dos años, de los cuales 941 corresponden a 2022 y más de 30,000 en los primeros 10 meses de 2023. Esta situación ha generado una alerta mundial y la necesidad de tomar medidas inmediatas.

 

En Estados Unidos, se han reportado mil 515 casos en los últimos cinco años, mayormente en personas no vacunadas. En contraste, México experimentó su último brote de sarampión en 2020, con un total de 196 casos.

 

Organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos estiman que actualmente podrían existir hasta nueve millones de casos de sarampión en el mundo, con 136 mil defunciones, la mayoría de ellas en infantes.

 

La UNAM resalta la alta contagiosidad del virus del sarampión y advierte que los casos son más frecuentes durante los primeros cuatro meses del año. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, tos, estornudos, lagrimeo y congestión nasal, seguidos de la aparición de ronchas rojas en la piel. Es fundamental tener presente que una persona infectada puede contagiar a otros desde cuatro días antes hasta cuatro días después de la aparición de las lesiones en la piel.

 

Las complicaciones suelen afectar a niños menores de 6 años y a personas inmunocomprometidas. Ante este panorama, la UNAM enfatiza la importancia de mantenerse informado, acatar las medidas preventivas y, sobre todo, fomentar la vacunación como una herramienta esencial en la protección contra estas enfermedades altamente contagiosas.