El consumo de sustancias como alcohol, marihuana y metanfetaminas ha aumentado significativamente entre niños, adolescentes y jóvenes de entre 12 y 17 años. Según un reciente informe de las Naciones Unidas, el uso de estas sustancias en este grupo de edad ha incrementado en un 26%, lo que ha generado graves problemas en su desarrollo físico y mental.
La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) en la región occidente, advirtió sobre las serias consecuencias del consumo de drogas a temprana edad. “El desarrollo neurológico se ve afectado, impidiendo que los jóvenes tomen decisiones adecuadas o gestionen sus emociones de manera efectiva. Esto puede desencadenar problemas de salud mental como depresión, ansiedad e incluso psicosis”, explicó Rivera Barrientos.
Además de los trastornos mentales, el consumo de sustancias también afecta el rendimiento escolar y puede llevar a los jóvenes a conductas de riesgo como el abandono escolar, involucrarse en actividades antisociales o participar en actos delictivos.
En lo que va del primer semestre de 2024, más de 30,000 jóvenes han recibido atención en los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones en todo el país, siendo la Ciudad de México, el Estado de México y Guanajuato las regiones con mayor número de casos. Rivera Barrientos señaló que es crucial que los padres y tutores presten atención a posibles señales de alerta, como cambios en el comportamiento o en el aspecto físico de los adolescentes.
Algunos de los signos que pueden indicar el consumo de sustancias en los jóvenes incluyen cambios repentinos de humor, agresividad, aislamiento, pérdida de interés en actividades recreativas, falta de rendimiento escolar, entre otros. A nivel físico, es importante estar atentos a síntomas como pérdida de peso, pupilas dilatadas o contraídas, hemorragias nasales, mala higiene y uso inusual de ropa que cubra completamente el cuerpo.
Si se detecta alguno de estos síntomas, es fundamental buscar ayuda en un Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones, donde los jóvenes pueden recibir atención adecuada. Ante cualquier emergencia, se puede llamar a la Línea de la Vida al teléfono 800 911 2000 para recibir orientación y apoyo.