Movilidad

Licencia permanente en CDMX: el examen que busca transformar la cultura vial


El trámite de la licencia de conducir permanente en la Ciudad de México, que por años fue visto como un simple procedimiento administrativo, ahora enfrenta un cambio de fondo: a partir de este mes, quienes busquen obtenerla por primera vez deberán presentar y aprobar un examen teórico de tránsito.

Más que un requisito adicional, autoridades lo describen como un intento de cambiar la cultura vial en la capital, donde los accidentes de tránsito siguen siendo una de las principales causas de muerte no natural.

¿Qué cambia realmente?

Antes, obtener la licencia permanente se reducía a cumplir con el pago del trámite y presentar documentación básica. Hoy, el proceso suma un paso inédito:

  • Examen de 20 preguntas de opción múltiple, con un tiempo límite de 25 minutos.

  • Los reactivos están basados en el Reglamento de Tránsito de la CDMX y la Ley de Movilidad.

  • El examen puede presentarse en línea o de manera presencial en módulos designados.

Aunque la medida solo aplica a quienes tramitan la licencia por primera vez, marca un precedente: el conocimiento del reglamento se convierte en un filtro obligatorio, y no en una recomendación opcional.

Un trámite con fecha de caducidad

El costo de la licencia se mantiene en $1,500 pesos, pero lo que verdaderamente preocupa a muchos capitalinos es que la licencia permanente dejará de expedirse el 31 de diciembre de 2025. Después de esa fecha, todas las licencias deberán renovarse periódicamente.

Esto convierte al trámite en una especie de “última llamada” para quienes buscan evitar renovaciones cada tres años.

El trasfondo: seguridad y recaudación

Expertos en movilidad señalan que la medida tiene dos caras:

  1. Seguridad vial: obligar a los conductores a repasar reglas básicas puede reducir accidentes. En la CDMX, más del 40% de los percances está ligado a exceso de velocidad, invasión de carriles y desconocimiento del reglamento.

  2. Recaudación: al acotar la vigencia de la licencia permanente y forzar a renovaciones periódicas en el futuro, el gobierno asegura una entrada constante de recursos.

El nuevo requisito no es solo un examen, sino un recordatorio de que manejar no es un derecho automático, sino una responsabilidad social. La decisión divide opiniones: algunos lo celebran como una medida urgente para mejorar la convivencia vial; otros lo critican como una barrera burocrática y un mecanismo recaudatorio disfrazado.

Lo cierto es que, a partir de ahora, quien desee manejar de por vida en la capital tendrá que demostrar primero que conoce la ley que rige sus trayectos diarios.

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