Rosario Piedra Ibarra ha sido reelecta para un segundo mandato de cinco años al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), tras una intensa sesión en el Senado que se prolongó por más de trece horas, con momentos de tensión, recesos y enfrentamientos entre bancadas. La votación se realizó en cédulas, resultando en 87 votos a favor, principalmente de la coalición de Morena y sus aliados, mientras que 36 votos fueron para Nashieli Ramírez y uno para Paulina Hernández Diz.
La jornada inició a las 10:00 de la mañana y no fue hasta la madrugada del miércoles cuando Rosario Piedra fue llamada al pleno para rendir protesta. La sesión fue marcada por los constantes debates y desacuerdos entre la coalición oficialista y la oposición. El bloque opositor, encabezado por el PAN y secundado por el PRI y Movimiento Ciudadano, expresó su rechazo categórico hacia la reelección de Piedra Ibarra, argumentando que su gestión había estado marcada por omisiones y vínculos cercanos con Morena.
Desde las primeras horas, se presentaron propuestas y mociones para que el proceso de votación se realizara en total secrecía. Los legisladores del PAN incluso solicitaron una mampara, similar a las usadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), para garantizar el voto secreto, propuesta que fue rechazada por Morena y sus aliados. Esto provocó uno de los cuatro recesos que se dieron durante la sesión.
Morena cierra filas en torno a Piedra Ibarra
El debate se intensificó con intervenciones de legisladores de Morena, quienes defendieron la reelección de Piedra Ibarra al argumentar que la CNDH, bajo su mandato, ha trabajado en pro de los derechos humanos y en línea con los objetivos de la Cuarta Transformación. Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, respaldó la inclusión de Piedra en la terna, calificando su postulación como “un acto mínimo de respeto” a su actual posición y trayectoria.
Por su parte, Adán Augusto López, coordinador de Morena en el Senado, criticó las demandas de la oposición para que el voto fuera secreto, mencionando que “no cabe duda que algunos siguen pensando que todos actúan con la misma desconfianza.” A las 9:00 de la noche, López aseguró en un discurso que la votación reflejaría la unidad del bloque oficialista con al menos 87 votos a favor.
Participación de la oposición y activistas
En contraste, Ricardo Anaya y Marko Cortés, senadores del PAN, reiteraron sus críticas, destacando la necesidad de transparencia y cuestionando el proceso. Cortés, líder de la bancada panista, señaló que “es un simulacro más, una imposición que solo responde a intereses partidistas.” Durante el día, miembros de organizaciones sociales que habían participado en el parlamento abierto expresaron su inconformidad, cuestionando la falta de transparencia y la inclusión de Piedra en la terna.
Algunos de estos activistas fueron desalojados del recinto por personal de resguardo al exigir la publicación completa de las evaluaciones de los candidatos. Según comentaron, la inclusión de Piedra respondía a una decisión política, una crítica compartida por varios senadores de oposición que calificaron su reelección como un retroceso para la CNDH.
La reunión privada entre Rosario Piedra y senadores de Morena, el PT y el PVEM fue uno de los momentos clave de la jornada. En esta reunión, llevada a cabo en la tarde del martes, varios senadores que tenían dudas sobre su reelección se unieron finalmente al consenso partidista. Según fuentes internas, esta reunión incluyó una discusión sobre la necesidad de que Piedra reestructurara la CNDH y diera mayor atención a los temas pendientes en su agenda.
El senador Javier Corral, uno de los pocos morenistas que se opuso a la reelección, evitó hacer declaraciones a los medios, limitándose a publicar un mensaje en redes sociales donde afirmó: “Respeto la decisión de mis compañeros, aunque no la comparto.” Corral, quien preside la Comisión de Justicia, había señalado previamente que Piedra Ibarra fue una de las aspirantes con menor calificación en la evaluación interna.
Pasadas las 9:30 de la noche, los senadores regresaron al pleno para iniciar la votación, que se llevó a cabo en urnas transparentes. De los 128 senadores, solo uno estuvo ausente, lo que redujo el umbral de la mayoría calificada a 85 votos. Tras el conteo final, la reelección de Piedra fue confirmada con 87 votos, justo dos más de los necesarios.
Al conocerse los resultados, la oposición abandonó el recinto como señal de protesta, mientras que los legisladores de Morena y sus aliados se mantuvieron para presenciar la toma de protesta de Piedra. En un acto que subrayó el carácter festivo del momento para el oficialismo, algunos legisladores entonaron “Las Mañanitas” en honor al cumpleaños de Andrés Manuel López Obrador, exmandatario y líder moral del movimiento.
Futuro controversial para la CNDH
Rosario Piedra asumirá su segundo mandato en medio de una intensa polarización, con retos importantes en la consolidación de una CNDH que, según sus críticos, ha perdido su independencia y autonomía bajo su gestión. La defensa de sus decisiones y la elección de su equipo cercano, con miembros afines a Morena, fueron otros de los temas mencionados en el pleno. Desde la tribuna, la senadora Laura Itzel Castillo defendió a Piedra, asegurando que su continuidad responde a “su compromiso con la defensa de los derechos humanos en México.”
En contraste, organizaciones de derechos humanos y legisladores de oposición aseguran que la autonomía de la CNDH está comprometida. Ricardo Anaya, en una de sus últimas intervenciones, señaló que “la reelección de Rosario Piedra es un mensaje claro: la CNDH seguirá alineada con Morena y no con las causas ciudadanas.”
La reelección de Rosario Piedra Ibarra para un segundo periodo al frente de la CNDH marca un hito controversial en la política de derechos humanos en México. Su reelección refleja la influencia de Morena en los organismos autónomos, y deja a la sociedad civil y a la oposición con la inquietud de que la CNDH siga siendo, en los próximos años, un órgano alineado con los intereses del gobierno. Piedra enfrenta el reto de demostrar que su compromiso va más allá de los intereses partidistas, y que la Comisión trabajará verdaderamente en favor de los derechos humanos en el país.