22 noviembre, 2024
Revive el sueño de Diego Rivera en esta sorprendente exposición

 

El Museo Nacional de San Carlos (MNSC) presenta la exposición Contrapunto. Alberto J. Pani & Diego Rivera, curadores , una muestra que revive el sueño de Diego Rivera de crear un museo con las obras de los artistas mexicanos más influyentes del cambio de siglo, como Germán Gedovius y Félix Parra. A esta colección imaginaria se suma el acervo de arte europeo reunido por el político Alberto J. Pani, quien adquirió obras en Francia, Alemania y España para nutrir el patrimonio cultural del país.

 

Esta exposición,  reúne alrededor de 120 piezas, provenientes tanto del acervo del MNSC como de colecciones particulares y otros museos. Contrapunto busca explorar cómo las visiones de Rivera y Pani contribuyeron a la construcción de una identidad artística mexicana ya consolidar el arte nacional.

 

Diálogo entre lo europeo y mexicano

La exposición invita a descubrir dos perspectivas contrastantes: por un lado, el enfoque de Pani en la adquisición de obras europeas que enriquecieron el acervo de lo que hoy es el MNSC; por otro, la mirada de Rivera, quien buscaba reivindicar el arte mexicano de inicios del siglo XX. Según Mireida Velázquez, directora del museo, la muestra revela cómo ambos personajes, aunque desde enfoques diferentes, contribuyen a definir el arte posrevolucionario en México.

 

Con la curaduría de Ana Garduño, la exposición abre con dos obras significativas de Rivera, Autorretrato con chambergo (1907) y Retrato del ingeniero Alberto J. Pani (1920), ambos provenientes del Museo Dolores Olmedo. Estas piezas muestran a un joven Rivera en su etapa europea, aún influenciado por las vanguardias, mientras retrata a Pani como un intelectual, reflejando su respeto por el diplomático y su papel en la creación de un acervo cultural nacional.

 

Legado de Pani y Rivera en la creación artística mexicana

El curador del MNSC, Mariano Meza, explica que la figura de Pani fue clave para adquirir obras europeas tras la Primera Guerra Mundial, cuando muchos coleccionistas decidieron vender sus piezas. Por su parte, Rivera, al regresar a México en 1921, hizo una lista de los artistas mexicanos que él consideraba esenciales para el arte nacional, destacando a aquellos que trabajaron en el período de transición entre siglos.

 

Además de los artistas varones, la exposición incluye obras de mujeres artistas, quienes fueron pioneras en retratar escenas urbanas, como vendedoras y figuras populares, reflejando una sensibilidad única en la época.

 

La muestra con dos obras de Rivera que, según Velázquez, no se habían exhibido en mucho tiempo: Cabeza (Estudio de La esperanza para el mural La creación) (1923) y Bañistas de Tehuantepec (1925), pertenecientes a la colección cerrada Micha.