La mariposa monarca, símbolo de biodiversidad y protagonista de uno de los fenómenos migratorios más asombrosos del mundo, atraviesa un momento crítico en su hábitat de hibernación en México. Según el reciente informe de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la superficie ocupada por las colonias de monarcas en los bosques de Michoacán y el Estado de México disminuyó un alarmante 59.3% durante el invierno de 2023-2024, pasando de 2,21 hectáreas en la temporada anterior a solo 0,9 hectáreas.
La reducción en la ocupación de estos santuarios está vinculada a la deforestación, el cambio climático y el uso de pesticidas. La tala clandestina y el desmonte para la agricultura en la región han devastado los bosques de oyamel, hogar esencial para la mariposa monarca. En muchos casos, la tala ilegal es promovida por la delincuencia organizada, que convierte los bosques antiguos en tierras para cultivos comerciales como aguacate, maguey y maíz. Estos cultivos no solo afectan el ecosistema, sino que también elevan la temperatura local, creando un ambiente poco favorable para la supervivencia de las mariposas.
El cambio climático añade otro nivel de complejidad a la situación. Los cambios en las temperaturas y en los patrones de contagio afectan tanto la migración como la supervivencia de las mariposas monarca, que requieren condiciones muy específicas para completar su ciclo de vida.
El informe de la CONANP y WWF reveló la presencia de apenas nueve colonias de monarca en el invierno de 2024: cuatro en Michoacán y cinco en el Estado de México. Las colonias más grandes, sin embargo, no se encontraron dentro de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, sino en ejidos aledaños. La colonia más grande, ubicada en San Antonio Albarranes, abarcó solo 0.34 hectáreas, y la de Ojo de Agua, 0.21 hectáreas. La histórica colonia de El Rosario, que solía ser la más grande y conocida, registró apenas 0.19 hectáreas, un indicador claro de la alarmante reducción en su hábitat.
A pesar de los esfuerzos de organizaciones y autoridades para implementar alternativas de desarrollo sustentable en las comunidades mazahua y otomí cercanas a la reserva, la deforestación sigue siendo un gran desafío. La pérdida de los bosques de oyamel afecta no solo al ecosistema, sino también a la cultura local y las oportunidades de desarrollo económico.
La situación es grave: la mariposa monarca no solo corre el riesgo de perder su hábitat en los santuarios mexicanos, sino que su especie podría enfrentar un peligro de extinción. La conservación de estos bosques es fundamental, no solo para preservar la biodiversidad, sino también para mantener un fenómeno natural que atrae turismo y genera ingresos para las comunidades locales.