El Día de Muertos es una de las tradiciones más arraigadas en México, donde recordar a los seres queridos que han partido es un acto lleno de significado. Según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), este año el gasto promedio para montar un altar se elevará a mil 809 pesos, lo que representa un incremento del 26% en comparación con el costo del año anterior, que era de mil 435 pesos.
Los datos de Anpec detallan que, dentro de este presupuesto, los alimentos son una parte crucial de la ofrenda. Se estima que las familias gastarán aproximadamente 486 pesos en alimentos típicos como frutas, mole, tamales y pozole. Otros gastos incluyen 300 pesos en tequila, 200 pesos en veladoras y 300 pesos en flores esenciales para decorar el altar. Además, los adornos como papel picado y otros elementos decorativos alcanzan un costo de 430 pesos.
No obstante, las tradiciones no solo se limitan a los altares en casa. La visita al panteón para limpiar y decorar las tumbas es una práctica común, que también implica un gasto extra. Según Anpec, los traslados familiares para estas visitas pueden costar entre 200 y 300 pesos, y si se contrata un servicio de limpieza de tumbas, esto puede sumar aproximadamente 400 pesos.
Un elemento icónico de esta celebración es el pan de muerto, que, además de los sabores tradicionales de anís y naranja, hoy en día ofrece opciones más variadas, como chocolate y rellenos cremosos. Los precios del pan de muerto varían significativamente según el lugar de compra. En las panaderías locales, se pueden encontrar panes desde 11 pesos hasta 120 pesos, mientras que en franquicias, los precios oscilan entre 24 y 200 pesos. En supermercados, el pan tradicional cuesta entre 22 y 150 pesos. Este aumento de precios representa un 24% más que el año anterior.
Con estos datos, se observa que el Día de Muertos no solo es una festividad para honrar a los difuntos, sino también un momento en el que la economía familiar se ve impactada por la necesidad de honrar las tradiciones. Este año, las familias mexicanas están dispuestas a invertir en sus altares, asegurando que cada detalle refleje el amor y respeto hacia aquellos que han partido.
Las ofrendas, con su diversidad de elementos, no solo son un tributo a la memoria, sino también un recordatorio del profundo vínculo que los mexicanos mantienen con sus raíces culturales y la importancia de celebrar la vida.