19 septiembre, 2024

 

“La seguridad no depende de nosotros, depende de que los cárteles dejen de enfrentarse”: señala Jesús Leana Ojeda, Comandante 3ra. Región de Sinaloa

 

Por increíble que parezca, esta es la respuesta de un representante militar, ¿será que responde a la visión de “abrazos no balazos” de López Obrador’, porque México tiene soldados calificados que están asignados en otras tareas, cuando es urgente proteger la seguridad de sus habitantes y recuperar el control y orden en las entidades.

 

 

Durante días el municipio de Culiacán, Sinaloa, ha sido escenario de una ola de violencia que ha estremecido a sus habitantes, generando incertidumbre sobre cuándo podrán retomar su vida cotidiana sin miedo.

 

En conferencia de prensa el general Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera Región Militar, dio declaraciones que han encendido el debate sobre la situación de seguridad en la región. Sus palabras dejaron en claro que, aunque las Fuerzas Armadas están presentes para mitigar la violencia, la seguridad de Culiacán depende, en gran medida, de los grupos delictivos que operan en la zona.

 

“La seguridad depende de los grupos antagónicos”

Durante la conferencia, un periodista cuestionó al general Leana Ojeda sobre cuándo los habitantes de Culiacán podrían regresar a una vida normal, a lo que el comandante respondió con franqueza: “Queremos que sea lo más rápidamente posible, pero no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos, que dejen de hacer confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz para que viva con tranquilidad”.

 

 

Esta afirmación, que sitúa el control de la seguridad en manos de los narcotraficantes, ha causado una mezcla de indignación y preocupación entre la población y expertos en seguridad. El general dejó en claro que las autoridades, tanto el Ejército como otras fuerzas de seguridad, están haciendo lo posible para evitar enfrentamientos entre los grupos criminales, sin embargo, el verdadero cese de la violencia, según Leana Ojeda, depende de que estos grupos cesen sus enfrentamientos y dejen de agredir a la población.

 

El periodista no desaprovechó la oportunidad para insistir: “¿La seguridad depende de estos grupos delincuenciales?”. A lo que el general respondió de manera tajante: “Depende de ellos. Ellos son los que quieren hacer las agresiones y ellos son los que están cobrando vidas. Nosotros no, nosotros al contrario, estamos acá para evitar que ellos tengan confrontaciones”.

Más de 30 fallecidos en Culiacán: Una semana de terror

La violencia en Culiacán comenzó a desatarse el 9 de septiembre de 2024, cuando dos grupos del crimen organizado, presuntamente relacionados con el Cártel de Sinaloa, entraron en conflicto armado, provocando una serie de balaceras, bloqueos y robos de vehículos. Hasta la fecha, la Fiscalía de Sinaloa ha contabilizado al menos 31 personas fallecidas, entre ellas 11 cuerpos que aún no han sido reclamados por sus familiares.

 

Además, se reportaron 47 vehículos robados, lo que ha generado un estado de alarma en la población, que ha optado por suspender actividades comerciales, laborales y educativas, en un intento de evitar ser víctimas de la violencia que asola la ciudad. Diversos sectores de Culiacán, incluyendo el comercio y el transporte, han sido gravemente afectados, ya que muchos negocios han decidido cerrar temporalmente sus puertas y los servicios de transporte público han reducido su frecuencia.

 

 

La situación se agrava por la ineficacia de las medidas de seguridad implementadas hasta ahora. A pesar de que las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional han desplegado operativos en la zona, los grupos delictivos continúan manteniendo su influencia en diversas áreas de la ciudad, lo que dificulta la restauración de la tranquilidad.

El origen del conflicto: la captura de “Mayo” Zambada

El Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas de México, ha estado en el centro de la violencia que azota a Culiacán. Según fuentes locales, la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del cártel, ha generado una lucha de poder dentro de la organización, lo que ha derivado en enfrentamientos entre facciones rivales que buscan el control del territorio.

 

Aunque Zambada fue detenido por las autoridades mexicanas en un operativo realizado el pasado 5 de septiembre, su aprehensión desató una serie de represalias violentas en todo el estado de Sinaloa, particularmente en su capital, Culiacán. La lucha por el liderazgo dentro del cártel ha dejado a la población en medio de una guerra entre narcotraficantes, con balaceras y bloqueos que paralizan la vida cotidiana.

¿Qué está haciendo el gobierno?

El general Leana Ojeda señaló que las Fuerzas Armadas y las corporaciones de seguridad han intensificado su presencia en Culiacán para evitar más confrontaciones entre los grupos criminales, sin embargo, sus declaraciones indican que la capacidad de respuesta del gobierno se encuentra limitada frente al poder e influencia de los grupos delictivos que operan en la zona.

 

 

Hasta el momento, no ha habido un pronunciamiento oficial por parte del gobierno federal sobre las afirmaciones del general, pero los expertos en seguridad señalan que estas declaraciones reflejan la realidad de muchas regiones de México, donde el Estado se enfrenta a la pérdida de control territorial a manos de grupos del crimen organizado.

 

El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ha pedido calma a la población y aseguró que se está trabajando en coordinación con las fuerzas federales para contener la violencia. Sin embargo, los resultados han sido limitados, y los habitantes de Culiacán siguen viviendo en un estado de miedo constante.

 

 

Alejandro Hope, analista de seguridad, mencionó en entrevista para medios nacionales que las declaraciones del comandante militar son “una señal alarmante de que en algunas partes de México, el Estado ha perdido la capacidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos”. Hope agregó que el hecho de que se reconozca públicamente que la seguridad depende de los narcotraficantes pone en evidencia la grave crisis de gobernabilidad en la región.

 

Por otro lado, organizaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos de Sinaloa han exigido una mayor intervención del gobierno federal para retomar el control de la situación y garantizar la seguridad de los habitantes de Culiacán. “No podemos permitir que los cárteles sean quienes determinen la paz o la violencia en nuestra ciudad. Las autoridades deben actuar con firmeza”, señaló Margarita García, portavoz de la organización.