La Universidad de la Salud (Unisa), una institución educativa relativamente nueva en la Ciudad de México, enfrenta una crisis que ha escalado con el tiempo. Desde su apertura en junio de 2020, la universidad ha sido objeto de múltiples problemas administrativos, manifestaciones estudiantiles y recientemente, la renuncia de su directora, Lilia Elena Monroy Ramírez.
La situación se intensificó a principios de agosto, cuando los estudiantes iniciaron un paro indefinido debido a presuntas irregularidades en el sistema de control escolar. Estas irregularidades incluyeron problemas con las reinscripciones, calificaciones erróneas y retrasos en los exámenes que llevaron a la dimisión de Monroy Ramírez.
Angélica, una estudiante de la carrera de Enfermería Familiar y Comunitaria, compartió su preocupación, afirmando que a pesar de que el plan de estudios es prometedor, la gestión actual ha afectado negativamente la calidad educativa. Según ella, la falta de docentes es un problema crítico: “De una plantilla de 250 docentes, solo hay alrededor de 150 en activo, lo que afecta la calidad de las clases y podría perjudicar nuestra formación profesional”, señaló Angélica.
La Universidad de la Salud, ubicada en la alcaldía Álvaro Obregón, no es nueva en enfrentar críticas. En febrero pasado, los alumnos habían cerrado las instalaciones en demanda de más espacios para el servicio social. La renuncia de Monroy Ramírez añade otra capa de incertidumbre para los estudiantes, quienes temen que la calidad de su educación se vea comprometida y que las puertas laborales se cierren debido a una posible percepción negativa de la institución.
Ricardo Ruiz, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, ha intentado calmar las preocupaciones. En entrevista, aseguró que las demandas de los estudiantes son legítimas y parte de un proceso normal en el desarrollo de cualquier institución educativa e indicó que el proceso para nombrar un nuevo director está en marcha y que se requiere tiempo para encontrar un perfil adecuado que cumpla con los requisitos necesarios, incluyendo experiencia docente y empatía con los alumnos.
Mientras tanto, la comunidad universitaria espera que las nuevas medidas tomadas por las autoridades mejoren las condiciones en la Unisa y resuelvan los problemas actuales. Los estudiantes y el personal de la universidad se enfrentan a un periodo de incertidumbre, mientras la institución trata de recuperar su estabilidad y cumplir con su misión educativa.