En pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, a un costado de la Catedral Metropolitana y frente a las ruinas del Templo Mayor, un artesano mantiene viva la tradición mexicana con su colorido puesto. Envuelto en los colores verde, blanco y rojo de la bandera, ofrece una amplia variedad de juguetes tradicionales para celebrar las próximas fiestas patrias.
Entre los artículos que despliega, se encuentran matracas con la imagen de “charritos” de la Revolución, banderas, aviones patrióticos, baleros, pirinolas y figuritas de madera. Estos juguetes, hechos y pintados a mano en su taller en Nezahualcóyotl, Estado de México, se han convertido en un símbolo de la resistencia cultural en una era dominada por la tecnología y los juguetes de moda.
El artesano, quien aprendió el oficio de su padre cuando era niño, ha dedicado más de 50 años a la creación de estas piezas. Con una sonrisa, asegura la calidad de sus productos, que van desde matracas y aviones de 50 pesos hasta figuritas populares como “Peppa Pig” y personajes del “Chavo del Ocho” por 200 pesos. Para él, mantener viva la tradición es esencial, especialmente en fechas emblemáticas como el Grito de Independencia.
A pesar de la competencia con artículos de moda, este comerciante confía en que siempre habrá espacio para los juguetes tradicionales. Todos los días, extiende su puesto durante 12 horas, ofreciendo a capitalinos y turistas una conexión con la cultura mexicana, asegurando que estas tradiciones no caigan en el olvido.