La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció un incremento en la represión en Venezuela tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, cuyos resultados han sido cuestionados por gran parte de la comunidad internacional. Durante una reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, la presidenta de la CIDH, Roberta Clarke, presentó un informe sobre la situación de los derechos humanos en el país.
El informe de la CIDH, basado en observaciones anteriores y no en una investigación en el terreno, destaca un uso arbitrario de la fuerza por parte del gobierno venezolano, lo que ha resultado en al menos 23 muertos y decenas de heridos. Además, se documentaron detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, afectando a más de mil 600 personas, incluidos menores de edad.
Clarke señaló que estos actos represivos reflejan patrones observados por la CIDH en protestas anteriores, como las de 2014 y 2017. El informe también denuncia hostigamiento a opositores, censura y restricciones a las libertades de expresión, asociación y reunión.
En la reunión, representantes de varios países, incluyendo Paraguay, Costa Rica y Estados Unidos, condenaron la situación en Venezuela. El embajador estadounidense, Frank Mora, afirmó que el gobierno de Nicolás Maduro ha perpetuado un clima de miedo, que se ha intensificado tras las elecciones y expresó la solidaridad de su país con el pueblo venezolano.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, reiteró su solicitud a la Corte Penal Internacional (CPI) para que se imputen cargos y se emitan órdenes de detención contra los principales responsables gubernamentales de Venezuela, incluido Maduro. Almagro subrayó que la justicia internacional seguirá siendo una prioridad para abordar estas violaciones.
Aunque Venezuela se retiró de la OEA en 2019, la comunidad internacional sigue vigilando de cerca la situación en el país, exigiendo transparencia y respeto a los derechos humanos.