Los habitantes de la colonia Bosques de Tultitlán, en el Estado de México, enfrentan crecientes dificultades desde el inicio de las obras de ampliación del Tren Suburbano hacia el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Para los vecinos, la situación ha empeorado en múltiples aspectos, generando un impacto significativo en su calidad de vida.
Hace dos años, las 600 familias de esta colonia ya habían sufrido una grave inundación, pero desde entonces, en lugar de mejorar, las condiciones han ido en retroceso. “No ha habido evolución, todo ha ido para atrás en Bosques de Tultitlán. Ya vamos para 24 años de la colonia y en lugar de avanzar solo nos traen problemas; desde que empezaron las obras del Tren Suburbano, la situación empeoró”, lamenta Flor, una residente con 23 años en la comunidad.
Impacto en la movilidad y servicios básicos
Uno de los problemas más acuciantes es la movilidad y el deterioro de los servicios básicos también es una preocupación constante y denuncian que desde que comenzaron las obras, el suministro de agua ha sido irregular. “Antes teníamos agua todos los días, ahora sólo nos llega cada tercer día y con poca presión”, señalan.
La falta de respuesta de las autoridades federales respecto al derribo de una barda causado por la maquinaria de la obra ha incrementado la frustración de los residentes, quienes ven cómo sus demandas son ignoradas.
Inundaciones, un riesgo latente
Las recientes lluvias han intensificado el temor de que se repita la inundación que afectó a la colonia hace dos años. El agua ya ha comenzado a subir al nivel de las banquetas en el Boulevard Tultitlán y los vecinos temen que, sin una solución efectiva, su situación empeore con cada temporal.
Para prevenir nuevas afectaciones, los habitantes han decidido tomar medidas por su cuenta. En la privada Toronjos, los residentes instalarán una compuerta de metal al pie de la banqueta, con la esperanza de que, cuando las lluvias sean intensas, el agua no entre a sus hogares.
Los vecinos de Bosques de Tultitlán demandan una intervención urgente de las autoridades. “Necesitamos soluciones reales, no promesas vacías”, exige Flor, quien al igual que muchos otros, ha visto cómo su calidad de vida se deteriora debido a una obra que, aunque prometida como un avance para la región, ha traído consigo una serie de problemas que parecen no tener fin.