20 septiembre, 2024

 

El Partido Acción Nacional (PAN) se prepara para la selección de su nuevo dirigente nacional. El próximo domingo 10 de noviembre, los 302 mil 982 militantes panistas podrán acudir a las urnas para elegir al sucesor de Marko Cortés, quien ha dirigido al partido durante los últimos años. Este proceso no solo definirá el futuro liderazgo del PAN, sino que también marcará la estrategia y rumbo del partido en el contexto político nacional de cara al 2024.

La Comisión Organizadora Nacional de la Elección del CEN (Conecen) del PAN, presidida por Ana Teresa Aranda, ha detallado los lineamientos y tiempos para la contienda interna. Según lo anunciado, la convocatoria oficial será publicada este lunes 19 de agosto. A partir de esa fecha, los aspirantes a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) tendrán un plazo de 30 días para reunir al menos el 10% de firmas del listado nominal de militantes, es decir, 30 mil 298 firmas, como requisito para inscribirse en el proceso.

 

Alternativamente, los candidatos pueden presentar al menos 114 firmas de consejeros nacionales, una opción que podría facilitar el acceso al proceso a aquellos con un respaldo consolidado dentro de la estructura del partido. Una vez cumplido este primer requisito, los aspirantes tendrán un periodo de 45 días para realizar campaña, durante el cual podrán presentar sus propuestas y visiones para el futuro del PAN. Además, se espera que en octubre se realice al menos un debate entre los candidatos, un evento que será crucial para definir las preferencias de los militantes.

Aspirantes

Hasta el momento, cuatro figuras han expresado su interés en liderar el PAN: los diputados Jorge Romero Herrera y Adriana Dávila, así como los senadores Kenia López Rabadán y Damián Zepeda. Cada uno de ellos representa distintas corrientes y visiones dentro del partido, lo que promete una contienda dinámica y llena de propuestas contrastantes.

 

Jorge Romero Herrera, conocido por su cercanía con la dirigencia actual, busca consolidar el trabajo realizado durante la gestión de Marko Cortés, apostando por una continuidad en las estrategias políticas que han caracterizado al partido en los últimos años. Por otro lado, Adriana Dávila, quien ha sido una crítica de la actual dirigencia, propone una renovación profunda en la estructura y enfoque del PAN, con énfasis en recuperar la confianza de los ciudadanos y fortalecer la oposición frente al gobierno federal.

 

Kenia López Rabadán, con una destacada trayectoria en la defensa de los derechos humanos y la transparencia, se posiciona como una candidata que busca modernizar el PAN y acercarlo a las nuevas generaciones de votantes. Su campaña podría enfocarse en temas como la igualdad de género y la lucha contra la corrupción, aspectos que considera esenciales para revitalizar al partido.

 

Finalmente, Damián Zepeda, exdirigente nacional del PAN, regresa al escenario político con la experiencia de haber dirigido al partido en tiempos complicados. Su propuesta se basa en un enfoque pragmático y en la unidad del partido, buscando reconciliar las diversas facciones internas para presentar un frente sólido ante los retos electorales del 2024.

 

Un partido en busca de su identidad

La elección de noviembre no solo determinará quién ocupará la silla presidencial del PAN, sino que también será un reflejo de las tensiones y desafíos internos que enfrenta el partido. En un contexto político donde el PAN ha luchado por mantener su relevancia como la principal fuerza opositora, el nuevo dirigente tendrá la tarea titánica de unificar al partido, diseñar una estrategia efectiva para las elecciones de 2024 y sobre todo, reconectar con una ciudadanía cada vez más escéptica de los partidos tradicionales.

 

El método de elección, que en su modalidad ordinaria implica el voto directo de los militantes, es visto por algunos como una muestra de la vocación democrática del PAN, tal como lo destacó Ana Teresa Aranda al señalar: “Somos el único partido que elige a su dirigente por el voto directo de sus militantes, el único, el PAN es un partido de vocación democrática, y así lo confirmamos una vez más”.

 

Sin embargo, también existen voces dentro del partido que critican este proceso, argumentando que podría favorecer a aquellos con mayor poder dentro de la estructura partidista, en detrimento de propuestas frescas y renovadoras.