¿Le preocupa contagiarse de COVID?, ¿le faltan medicinas?, ¿ha tenido complicación con la vacunación?, ¿lidia con las consultas y servicios en su clínica?, es normal porque el sector salud de México se enfrenta a una situación crítica, muy lejos de ser del nivel de Dinamarca como lo prometieron, el gobierno de la república ha decidido un recorte presupuestario sin precedentes.
Este ajuste de 20 mil millones de pesos menos, el mayor en las últimas dos décadas, ha generado preocupación entre especialistas y ciudadanos por las posibles consecuencias en la atención médica y los servicios sanitarios.
El recorte de 51.1%, que se traduce en una disminución de 102.5 mil millones de pesos comparado con el presupuesto del año anterior, fue anunciado por la Secretaría de Hacienda. Este cambio presupuestario es parte de una reestructuración hacia el modelo IMSS-Bienestar, aunque los análisis indican que la compensación proporcionada es insuficiente para cubrir las necesidades previas cubiertas por el Insabi.
Datos Claves del Ajuste:
– Recorte total: 51.1% del presupuesto anterior.
– Reducción monetaria: 102.5 mil millones de pesos.
– Gasto en salud en 2023: 808 mil millones de pesos.
– Reducción anual: 3.4% respecto a 2022, lo que representa una disminución de 28 mil millones de pesos.
– Subejercicio previo: En 2023, el sector dejó de gastar 60 mil millones de pesos de un total aprobado de 868.1 mil millones de pesos.
El impacto de este severo recorte se extiende por todo el sector salud, afectando programas esenciales:
– Subsidios para Entidades Federativas y Municipios: Reducción de 4,516 millones a 1,922 millones de pesos.
– Fortalecimiento de los Servicios Estatales de Salud: Reducción de 2,630.5 millones a 229.2 millones de pesos.
– Programa de vacunación: Recorte de más de 9 mil millones de pesos, pasando de 14,031.5 millones a 5,099.5 millones de pesos.
La comunidad médica y expertos en salud pública han expresado su preocupación y crítica hacia estos recortes. Organizaciones como México Evalúa destacan que este ajuste se centra desproporcionadamente en las poblaciones más vulnerables, exacerbando las desigualdades en el acceso a servicios de salud. La disminución del presupuesto también sugiere una potencial crisis en la capacidad de respuesta del país frente a emergencias sanitarias futuras.
La reducción presupuestaria tiene implicaciones a largo plazo para la salud pública en México:
– Desigualdad en la atención: Aumento de la brecha en el acceso a servicios de salud entre asegurados y no asegurados.
– Riesgos emergentes: Menor capacidad de respuesta ante crisis sanitarias y emergencias.
– Impacto económico: Aumento de los gastos de bolsillo para las familias, lo que puede profundizar las condiciones de pobreza y afectar la economía general.
Ante esta situación, se hace un llamado a revisar y replantear las decisiones presupuestarias para garantizar que los recursos destinados al sector salud sean suficientes y estén bien administrados. La salud pública debe ser una prioridad para el gobierno, asegurando que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios médicos de calidad sin importar su situación económica.
Este recorte presupuestario es un recordatorio de la importancia de una gestión eficaz y transparente en el sector salud, especialmente en tiempos donde la resiliencia del sistema de salud es crucial para la seguridad y el bienestar de la población.