En un contexto global donde la confianza en los gobiernos parece estar en una encrucijada, México emerge como uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde la confianza en el gobierno central no solo se mantiene, sino que es notablemente alta. Según un reciente informe de la OCDE, un 53.6% de los mexicanos afirmaron tener una gran confianza en su gobierno, situando al país solo detrás de Suiza y Luxemburgo en este ranking.
La encuesta revela que en México, la percepción de justicia, integridad y fiabilidad ha mejorado significativamente. El aumento de la confianza no se limita solo a la percepción generalizada de seguridad, sino que se extiende a aspectos críticos como la integridad, donde se observó un aumento de 9 puntos, y la justicia, con un aumento de 8 puntos. Este cambio sugiere un profundo reconocimiento de las reformas y políticas implementadas por el gobierno actual.
Durante un panel de discusión con expertos y académicos, se exploraron las razones detrás de estos números. Según Ivette Saldaña, experta en políticas públicas, “estos resultados son un claro indicativo de que las políticas dirigidas a mejorar la transparencia y la eficacia del gobierno están resonando con los ciudadanos”. Otros panelistas, incluidos representantes de sectores civiles y académicos, coincidieron en que la mejora en la percepción pública podría estar vinculada a una mejor comunicación gubernamental y programas específicos que han tocado la vida diaria de los ciudadanos.
La confianza en el gobierno mexicano contrasta marcadamente con la de otros países latinoamericanos miembros de la OCDE, donde el nivel de confianza es significativamente más bajo. Por ejemplo, sólo el 30.4% de los chilenos y el 32.1% de los colombianos expresaron confianza en sus respectivos gobiernos. Este contraste es aún más pronunciado en comparación con países europeos como el Reino Unido y la República Checa, donde los niveles de confianza son alarmantemente bajos.
Los datos sobre la confianza no solo reflejan una mejora en la percepción de la integridad y la justicia, sino que también tienen profundas implicaciones socioeconómicas y políticas. Un gobierno en el que los ciudadanos confían es más probable que tenga éxito en la implementación de políticas públicas, especialmente en áreas críticas como la seguridad, el bienestar social y la educación.
Durante el evento, los asistentes participaron activamente, planteando preguntas sobre cómo estas percepciones podrían convertirse en políticas más efectivas. La interacción sugirió un interés real en comprender cómo los resultados de la encuesta podrían guiar futuras reformas gubernamentales y programas de participación ciudadana.
La narrativa que emerge de México en el contexto de la OCDE es una de cauteloso optimismo. Mientras que globalmente muchos países luchan con la erosión de la confianza pública, México presenta un caso de estudio sobre cómo las reformas dirigidas y la comunicación efectiva pueden jugar un papel crucial en la restauración y el fortalecimiento de la confianza pública. Con estos resultados, México no solo se coloca en una posición envidiable dentro de la OCDE, sino que también establece un precedente para la acción gubernamental y la participación ciudadana en un mundo post-pandémico cada vez más desafiante.