Líderes de toda Europa reaccionaron con alivio y cierta preocupación ante los resultados de las elecciones francesas. El resultado dejó a Francia, un país clave de la Unión Europea, con la posibilidad de un Parlamento sin mayoría y una posible parálisis política.
Hubo alivio porque la ultraderechista Agrupación Nacional no emergió como el partido más fuerte, como temían muchos líderes europeístas, pero también hubo consternación porque ningún grupo político obtuvo una mayoría decisiva en la Asamblea Nacional.
El canciller alemán Olaf Scholz expresó alivio al conocer que la ultraderecha nacionalista no fue la gran ganadora de los comicios. Según Scholz, hubiera sido un gran desafío para el presidente francés Emmanuel Macron tener que trabajar con un partido populista de derecha. “Eso por ahora se evitó”, afirmó.
El primer ministro polaco Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo, reaccionó con entusiasmo: “Entusiasmo en París, desilusión en Moscú, alivio en Kiev. Suficientes razones para estar contentos en Varsovia”, escribió en la red social X.
Sin embargo, algunos políticos proeuropeos advirtieron que el resultado francés no es razón para celebrar. Michael Roth, experto en política internacional y legislador de los socialdemócratas alemanes, comentó: “La marcha de los nacionalistas de derecha y los extremistas de derecha ha sido frenada. Eso es gracias al pueblo francés. Pero es demasiado temprano para apagar la alarma, porque los nacionalistas populistas de derecha y de la izquierda son más fuertes que nunca. El centro es más débil que nunca. Emmanuel Macron, por lo tanto, ha fracasado rotundamente”.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo unos 180 escaños, seguida de la alianza de centroderecha de Macron con unos 160 escaños, y del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados con más de 140 escaños. Los líderes de la coalición de izquierdas aseguraron que están listos para gobernar. Macron pidió al actual primer ministro, Gabriel Attal, que continúe de forma provisional para garantizar la estabilidad del país.
Si bien no queda claro de qué partido saldrá el próximo primer ministro, Macron seguirá teniendo facultades en cuanto a política exterior, política europea y defensa. Macron tiene un mandato presidencial hasta 2027 y ha dicho que no renunciará hasta que concluya el periodo. Aun así, el resultado electoral ha debilitado al mandatario francés, lo cual tendrá repercusiones para Alemania y toda Europa.
Ronja Kempin, analista de relaciones franco-germanas del Instituto Alemán de Estudios Internacionales y de Seguridad, comentó: “Creo que Alemania tendrá que adaptarse al nuevo equilibrio de poderes en Francia. Tenemos un presidente francés debilitado, que estará más obligado a escuchar y a reaccionar a la mayoría parlamentaria, y que ya no podrá actuar tan libremente como lo ha hecho por los últimos siete años”.