20 septiembre, 2024

San Salvador Atenco, un municipio conocido por su fértil tierra y su resistencia comunitaria, enfrenta hoy una nueva crisis. Tras fuertes lluvias, la región ha sido marcada por la aparición de 15 vastas grietas en sus campos de cultivo, algunas de las cuales alcanzan hasta 300 metros de longitud y 150 centímetros de profundidad. Esta situación ha despertado una urgente llamada a la acción entre campesinos, activistas y autoridades locales.

 

La imagen es desoladora: campos que antes eran verdes ahora están fracturados por enormes grietas, evidenciando una combinación de resequedad del suelo y los efectos devastadores de un Río Papalotla desbordado. La situación es crítica en áreas como el ejido Francisco I. Madero y la colonia El Amanal, donde la tierra parece haberse rendido ante la fuerza del agua y la falta de cuidado ambiental adecuado.

 

Durante un recorrido por los puntos críticos, los afectados compartieron sus testimonios. “Hemos visto cómo la tierra se abre bajo nuestros pies. Lo que necesitamos es acción inmediata para asegurar no solo nuestras cosechas, sino también nuestras casas”, expresó Marcela Velasco, cuya casa está peligrosamente cerca de una de las mayores grietas, justo debajo de la autopista Pirámides-Texcoco.

 

Ante la magnitud de la crisis, elementos de Protección Civil y bomberos han colocado cintas de precaución, pero los residentes y líderes locales afirman que esto no es suficiente. César del Valle, dirigente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y alcalde electo de Atenco, critica la falta de inversión en el mantenimiento y saneamiento del río. “La planificación hídrica ha sido insuficiente y ahora estamos viendo las consecuencias”, señaló.

 

Ignacio del Valle Medina, líder de la organización campesina, enfatizó la necesidad de una estrategia integral que vaya más allá del desazolve momentáneo. “Debemos sanear y recuperar los nueve ríos de nuestra región, no solo para evitar futuros desbordamientos, sino también para restaurar la cuenca hídrica del Lago de Texcoco”, explicó. Este llamado resuena con urgencia, especialmente tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional y la promesa incumplida del parque ecológico Lago de Texcoco.

 

La situación en Atenco es un microcosmos de un problema más grande que enfrenta México: el equilibrio entre desarrollo y sustentabilidad. La cancelación del aeropuerto ofreció una oportunidad para repensar este equilibrio, pero hasta ahora, los resultados han sido mixtos. Los líderes comunitarios están pidiendo que se retome el proyecto del parque ecológico, esta vez con una participación genuina y efectiva de las comunidades afectadas.

Mientras la temporada de lluvias avanza, la preocupación crece. Las medidas temporales no serán suficientes para enfrentar los retos estructurales que requieren soluciones de largo plazo. La comunidad de Atenco, conocida por su resiliencia y unidad, se prepara no solo para enfrentar esta crisis, sino para ser un ejemplo de cómo la acción comunitaria puede y debe influir en la política ambiental y de desarrollo.