Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate, la empresa detrás del submarino Titán que implosionó hace un año mientras exploraba los restos del Titanic, ha revelado un nuevo y audaz proyecto: enviar humanos de forma segura a Venus para el año 2050. A pesar del trágico accidente en el Atlántico, Söhnlein sigue persiguiendo su ambición de llevar a la humanidad a destinos extremos.
Söhnlein, quien fundó OceanGate en 2009 junto a Stockton Rush, fallecido en la tragedia del Titán, anunció sus planes a través de su blog. “Podríamos embarcarnos en nuestro viaje a Venus HOY… y hacerlo de forma segura y rentable”, escribió. Su visión incluye la creación de una “comunidad global” dedicada a la exploración del inhóspito planeta, aunque la empresa tiene antecedentes de inseguridad.
Venus, conocido por sus condiciones extremas, tiene temperaturas superficiales capaces de derretir plomo y una atmósfera cargada de ácido sulfúrico, sin embargo Söhnlein propone que en lugar de aterrizar en la superficie, los humanos podrían vivir en ciudades flotantes a unos 50 kilómetros de altura, donde las condiciones son más manejables. Respecto a las nubes de ácido sulfúrico, sugiere que “pueden superarse con aparatos respiratorios y materiales resistentes a los ácidos” e incluso aprovecharse para convertir el ácido en agua potable.
“Venus está mucho más cerca de la Tierra y tiene una órbita mucho más similar, lo que lo hace mucho más accesible que Marte“, aseguró Söhnlein. Desde su salida de OceanGate en 2013, ha trabajado incansablemente en su objetivo de enviar humanos a Venus, fundando en 2020 la organización Humans2Venus, destinada a crear la mayor comunidad global de entusiastas y profesionales dedicados a la exploración de Venus.
A pesar de los riesgos y desafíos, Söhnlein sigue decidido a avanzar en su visión de la colonización de Venus, convencido de que con la tecnología y la colaboración adecuada, esta ambiciosa meta es alcanzable.