Ya pasó la distracción de las elecciones y las promesas de políticos sobre el tema del agua, pero la realidad es que la escasez del líquido en el país es más grave cada día. Al menos el pobre suministro de agua en la Ciudad de México, y la alarmante posibilidad del “Día Cero” —un escenario donde la ciudad podría quedarse sin agua potable— resurge con insistencia en el discurso público.
A pesar de las advertencias y los llamados a la acción por expertos como la Dra. Julieta Fierro, investigadora de la UNAM, las soluciones a largo plazo aún parecen esquivas. Este análisis profundiza en la situación actual, las medidas tomadas y lo que aún está por hacerse para evitar una crisis hídrica total.
Situación Actual
La Ciudad de México enfrenta una de sus pruebas más severas: garantizar el suministro de agua a sus más de 21 millones de habitantes. Con presas como las del Sistema Cutzamala operando a mínimos históricos —27% de su capacidad, a la baja desde el 41% a principios de año— la ciudad está en una carrera contra el tiempo. Las sequías prolongadas, exacerbadas por el cambio climático, y un sistema de gestión de agua anticuado han llevado a esta metrópolis a una situación precaria.
Ante la inminencia de un posible Día Cero, el gobierno, tanto a nivel local como federal, ha tomado varias medidas de emergencia. Estas incluyen la restricción del uso de agua, la distribución mediante camiones cisterna, y la excavación de nuevos pozos. Además, se espera que las lluvias de junio y julio puedan aliviar la situación, aunque esto es más un paliativo que una solución a largo plazo.
Expertos consultados subrayan que, si bien el Día Cero es un concepto más mediático que realista en el corto plazo, no se debe subestimar la gravedad de la situación. La dependencia de la ciudad del sistema Cutzamala es alarmante, dado que este sistema no es sustentable a largo plazo. La Dra. Fierro ha sido vocal en sus llamados a implementar medidas más robustas y sostenibles, como la desalinización y la potabilización de agua.
La falta de agua no solo amenaza la salud y el bienestar de los ciudadanos, sino que también tiene un impacto económico significativo. La agricultura, la industria y los servicios dependen enormemente del suministro de agua. Sin acciones efectivas, la ciudad podría enfrentar no solo una crisis ambiental, sino también una severa crisis económica.
Entre las propuestas para abordar esta crisis se encuentra la modernización de la infraestructura hídrica, inversiones en tecnologías de reciclaje de agua y programas de educación pública para fomentar el uso responsable del agua. Además, algunos candidatos políticos han prometido revisar las concesiones de agua y actualizar la legislación vigente para reflejar las necesidades actuales y futuras.
La Ciudad de México está en un punto crítico respecto a su gestión del agua. Mientras que medidas temporales pueden aliviar la presión inmediata, la falta de soluciones a largo plazo podría llevar a la ciudad a una situación insostenible.
Es imperativo que los líderes políticos, la comunidad científica y los ciudadanos trabajen juntos para implementar y apoyar políticas que aseguren un futuro hídrico sostenible para todos. El Día Cero aún se puede evitar, pero solo si se toman acciones decisivas y se prioriza el bienestar común sobre los intereses particulares y políticos.