Tras el cierre de la jornada electoral del 2 de junio, donde Claudia Sheinbaum fue anunciada como la virtual presidenta de México, la escena política nacional se ha tornado más compleja. El anuncio de impugnación por parte de Xóchitl Gálvez, excandidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, marca un nuevo capítulo en una elección ya de por sí envuelta en alegaciones de inequidad y manipulación estatal.
El dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, ha sido una voz destacada en este contexto, al declarar abiertamente que los resultados preliminares no favorecen a su partido, pero que la lucha está lejos de acabar. Según Cortés, “esta fue una elección de Estado, en la que el presidente intervino directamente”, una declaración que no solo pone en tela de juicio la legitimidad del proceso electoral, sino que también señala una presunta violación a la Constitución y a la ley electoral.
Las principales ciudades de Oaxaca, como Tuxtepec, Salina Cruz y Huajuapan, han mostrado una tendencia opuesta a la del gobierno central, lo que podría interpretarse como un signo de descontento con la administración actual. Cortés enfatiza que, a pesar de una amplia diferencia según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), es imperativo impugnar para defender cada voto mexicano, argumentando un “desvío y despilfarro de recursos” y una “enorme inequidad en la contienda”.
Por su parte, Xóchitl Gálvez no se ha quedado atrás en su crítica al proceso electoral. Aunque aceptó los resultados anunciados por el Instituto Nacional Electoral (INE), mantiene una firme postura de defensora de la democracia, creyente en las instituciones, pero crítica de las irregularidades observadas.
“Todos sabíamos que nos enfrentábamos a una competencia desigual”, afirma Gálvez, aludiendo a la intervención no solo del gobierno sino también del crimen organizado, que según ella, influyó de manera significativa en las elecciones.
Este panorama ha llevado a Gálvez a adelantar que presentará impugnaciones que buscan evidenciar la influencia tanto del gobierno federal como del narcotráfico en el proceso electoral. Su enfoque está claro: “Hoy más que nunca debemos defender nuestra democracia y nuestra república. Los contrapesos y la división de poderes siguen en riesgo”.
Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mantenido un discurso que parece alejado de las controversias electorales, enfocándose en otros temas como la salud y la cooperación internacional, como lo demuestra su agradecimiento a Cuba por el apoyo con médicos especialistas.
Aún así, el llamado de AMLO a la clase media para reflexionar y no albergar odio tras los resultados electorales sugiere una conciencia de la polarización que estas elecciones han generado. No obstante, la promesa de un futuro diálogo entre Sheinbaum y la oposición, propuesto por Cortés, deja una ventana abierta hacia la reconciliación y el avance conjunto. La impugnación de los resultados por parte de Gálvez y la respuesta del gobierno central serán determinantes en los próximos días.