El ritual, que incluyó cantos, incienso y rezos, se llevó a cabo en presencia del Senador Adolfo Gómez, originario de Oaxaca, quien defendió la ceremonia como una expresión de las tradiciones de su comunidad indígena; sin embargo, las leyes capitalinas claramente prohíben el uso de animales en ritos que comprometan su bienestar, estableciendo incluso penas de prisión para quienes infrinjan esta normativa.