22 noviembre, 2024

En un periodo marcado por cambios significativos, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha experimentado una notable transformación en su estructura interna. Entre abril de 2023 y febrero de 2024, se registraron despidos masivos que afectaron a 434 empleados de todos los niveles en las oficinas centrales. En este contexto, un análisis detallado revela que casi el 40% de los reemplazos en direcciones y subdirecciones provienen de conexiones previas con la actual consejera presidenta, Guadalupe Taddei.

 

Durante el mencionado periodo, más de 90 cargos de dirección y subdirección fueron vacantes tras los despidos. Hasta ahora, 80 de estos puestos han sido ocupados, con una presencia notable de individuos vinculados a Taddei en sus roles anteriores en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Sonora y el Instituto de Transparencia de esa misma entidad. Estas contrataciones también incluyen asociados de Flavio Cienfuegos y Jesús George Zamora, figuras clave en la gestión de Taddei.

 

La mayoría de los nuevos empleados provienen de estados como Sonora, Estado de México, Tabasco y Veracruz, reflejando una tendencia hacia la centralización de influencias en el INE. Este patrón de contratación ha suscitado preocupaciones sobre la integridad y la imparcialidad del proceso electoral en México.

 

La estrategia de contratación ha sido recibida con críticas y escepticismo por parte de diversos sectores. Expertos en administración pública y derechos electorales han expresado su preocupación por lo que describen como una posible erosión de la autonomía del INE y argumentan que la influencia excesiva de asociados de Taddei podría comprometer la objetividad y la neutralidad del instituto, elementos cruciales para la confianza pública en los procesos electorales.

 

Dentro del INE, los cambios han sido más notorios en áreas críticas como la Dirección Ejecutiva de Administración y la Dirección Jurídica, donde se registraron el mayor número de bajas. Además, el Órgano Interno de Control ha visto una renovación significativa, con nuevos encargados que tienen el desafío de mantener la integridad del organismo en un clima de cambios constantes.

 

A pesar de la renovación masiva, solo alrededor del 15% de los nuevos cargos fueron ocupados por personal interno del INE que ascendió, lo que sugiere un movimiento hacia la externalización de la experiencia y la influencia en la dirección del instituto.

 

Con la aproximación de los comicios de junio y otros eventos electorales importantes, la comunidad está observando de cerca cómo estos cambios influirán en la operación del INE. La consejera presidenta Taddei anunció que se realizará un replanteamiento organizacional al término del año electoral, lo que podría resultar en más ajustes y posiblemente en reformas más profundas, dependiendo de las decisiones del nuevo gobierno y del Congreso.

 

Este escenario coloca al INE en una encrucijada crítica, donde el equilibrio entre la renovación interna y la preservación de su autonomía será clave para su futuro y para la confianza en el sistema electoral mexicano. Los ojos de la nación están puestos en cómo estas nuevas dinámicas afectarán la capacidad del instituto para administrar elecciones libres y justas en uno de los momentos más desafiantes de su historia.