Concluyó en la ciudad de Nueva York, el primer juicio criminal contra un ex presidente de Estados Unidos que además regresará al poder como presidente electo. Se trata de Donald Trump, quien enfrentó 34 cargos relacionados con la falsificación de documentos en sus negocios para cubrir un pago de 130 mil dólares a la actriz Stormy Daniels durante la campaña de 2016.
Aunque Trump se valió de recursos legales de último momento , incluyendo apelaciones hasta la Suprema Corte, no pudo evitar la culminación del proceso, pero sí logró eludir un castigo que podría haber incluido hasta cuatro años de cárcel. El juez Juan Merchán declaró que, por tratarse de un presidente electo, solo se le impondría un “descargo incondicional”, equivalente a una pena simbólica sin prisión o multas.
Este no es el único caso que Trump ha perdido en Nueva York. También fue declarado culpable de difamación contra la escritora E. Jean Carroll, a la que debe pagar 88-8 millones de dólares. Además, un juez dictaminó que el expresidente debe desembolsar 455 millones de dólares en un asunto separado para manipular el valor de sus bienes raíces.
En paralelo, Trump logró anular dos casos federales vinculados a su presunta interferencia electoral en 2020 y al manejo ilegal de documentos clasificados, pero sigue pendiente otro proceso estatal en Georgia, también relacionado con injerencia electoral, que se encuentra congelado por maniobras legales.
La Suprema Corte también rechazó la solicitud de Trump para bloquear la publicación del informe del fiscal federal sobre la interferencia electoral y el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Esto significa que el documento podría hacerse público pronto, a menos que nuevos recursos logren retrasar su difusión.
Como primer presidente condenado y sentenciado por delitos graves en la historia de Estados Unidos, Trump deja en duda el principio fundamental de que nadie está por encima de la ley. Aunque mantiene su discurso de “cacería de brujas” y acusa a los fiscales de motivaciones políticas, su historial de litigios pendientes y sentencias ya dictadas podría complicar su futuro. Además, su condición de convicto penal podría generar restricciones en países con políticas de ingreso más estrictas.
De este modo, la trayectoria legal de Trump continúa, mientras se reabre el eterno debate sobre la verdadera igualdad ante la justicia en territorio estadounidense.